Herramientas de comunicación que promueven formas de conexión más seguras, horizontales y autogestivas: el universo de la redes sociales libres y federadas.
Lo privativo es hoy lo masivo. Preguntar popularmente sobre el uso de redes sociales, seguramente nos llevaría a mencionar marcas monopólicas, comerciales y privativas como Facebook, Twitter, Instagram, pero… ¿te preguntaste si existen otras? ¿escuchaste hablar de Mastodon? ¿Pixelfed? ¿Diaspora? ¿Qué razones nos amontona en un lugar común?
¿Qué es una red social libre?
Una RSD (red social digital) libre está basada en softwares o protocolos generalmente libres y de código abierto, un espacio de trabajo de construcción colaborativa, donde se mejora y se modifican los funcionamientos según el aporte de les usuaries. Estas redes, en su mayoría, no tienen fines de lucro y los servidores o nodos son autogestionados e independientes, los mismos se distribuyen en un esquema horizontal, sin jerarquía, abierto y orgánico.
Las redes libres tienden a federarse unas con otras, esto significa que al compartir protocolos, que sería como 'hablar el mismo idioma', les usuaries pueden comunicarse de una red a otra, lo que amplifica los canales de comunicación.
Las RSD no comercializan nuestros datos, ni utilizan los utilizan para invadirnos con publicidad. Nos permiten resguardarnos en el anonimato y no limitan el alcance de lo que publicamos o lo que queremos ver.
Vivas, libres y federadas nos queremos
Los contenidos de Periódicas hoy ya circulan en redes sociales libres federadas, gracias a un bot creado por Cecilia Ortmann, técnica en Software libre y docente de Ciencias de la Educación. Dialogamos con ella para entender un poco más de qué se trata.
“Un bot, en las redes sociales, es un programa que se agrega a una cuenta para generar contenido de forma automática”, cuenta Cecilia. Sobre el bot de Periódicas, detalla: “Está escrito en lenguaje python y replica automáticamente en Mastodon todo lo que se publica en Twitter. Su estructura es muy sencilla y está inspirada en bots que otras personas crearon previamente, cuyos códigos compartieron bajo licencia libre en repositorios como GitHub y GitLab”.
Ortmann enfatiza en el uso de redes sociales libres como una herramienta necesaria para colectivas y activistas feministas, un modo de amplificar la voz y poder llegar a más usuaries que no siempre se encuentran en los espacios privativos. Además de estas razones, expone: “Atrás de las redes sociales libres no hay CEOs ni corporaciones millonarias; hay activistas, comunidades de software libre y organizaciones que proponen otras formas de comunicación, horizontales, descentralizadas y autogestivas. Tenemos tan naturalizada una mirada neutral, objetiva y despolitizada de las tecnologías que vemos a las redes sociales como medios para llegar a un fin y no como herramientas que fueron construidas con un propósito y una intencionalidad económica, social, política, cultural”. Cecilia concluye: “Así como desde los feminismos hemos deconstruido el lenguaje, la pedagogía y la biología, es necesario que empecemos a reflexionar y desnaturalizar las tecnologías y el uso que les damos. Y en este sentido, las premisas que defendemos en las disputas simbólicas y en las luchas territoriales, están muy conectadas a los propósitos que movilizan e impulsan el desarrollo de redes sociales libres”.
Hablar de software libre nos exige mucho más que una mirada meramente instrumental que detalle sistemas o herramientas, es aplicar un enfoque ético para conversar sobre un movimiento social con valores estructurales más allá de cada resolución técnica. Nos interpela, nos cuestiona las elecciones y territorios, en este caso digitales, que decidimos habitar.
Programa, edita, diseña y saca fotos. Siempre cranea ideas para el laburo colectivo.