Un repaso simple permite ver que la mayoría de las editoriales santafesinas están a cargo de mujeres. Más allá de un análisis sociológico de la situación, desde Periódicas elegimos visibilizar a varias de ellas. Mostrar cómo surge y cómo es ese interés por leer, corregir y publicar lo escrito por otras personas.
Desde las pioneras Palabrava y De l'aire hasta la muy reciente La Mosca en la Trama, pasando por la variante alternativa de Legüera Cartonera, la actividad editorial en Santa Fe muestra una prevalencia de mujeres a cargo.
Algunas de ellas provienen de la escritura, otras del diseño gráfico o de la corrección y hay también quienes suman a sus vocaciones originales la de dar a conocer en forma de libros los textos de autoría ajena.
"Primero hay que seleccionar los textos según la mirada y la línea editorial que una tenga porque obviamente, como todo arte, es subjetivo". Así inicia Patricia Severín, directora de Palabrava, una explicación simplificada de la tarea editorial. A esa selección le sigue una charla con la autora o autor para conocer si acepta que se trabaje su texto a los fines de la publicación, esto implica una corrección a fondo, la revisión bajo una mirada externa que puede ver lo que el o la autora no. "Como autores tenemos un ojo ciego que nos impide muchas veces ver los problemas que cada obra lleva implícito", señala Severín, editora con un largo trayecto como escritora.
Después siguen las idas y vueltas entre corrección y autoría, "hasta que el texto quede como consideramos nosotras que tiene que quedar", explica la directora de Palabrava. Llega entonces el momento de la diagramación, la elección del título, la realización de tapa (que en el caso de esta editorial tiene que ver con la colección en la que el libro se enmarque), la selección fotográfica.
Luego a imprenta, nuevas revisiones hasta la impresión definitiva y la entrega de los ejemplares para distribución. Un largo y sinuoso camino desde la escritura hasta su concreción en un libro.
Las precursoras
"Yo soy esencialmente escritora", señala Patricia Severín, quien lleva 13 años a cargo de la Editorial Palabrava. Relata a Periódicas que en el inicio eran tres escritoras devenidas en editoras, todo por la necesidad observada en Santa Fe de acceder a la publicación de obras. Una meta lejana, como muchas otras, cuando no se habita la capital del país.
"Hay narradoras y narradores santafesinos de primerísimo nivel", subraya. Con el tiempo sus compañeras originales tomaron otros rumbos y Severín quedó sola a cargo. Hoy la editorial, que publica tanto narrativa como poesía, cuenta con distintas colecciones: Rosa de los Vientos, Anamnesis, Nordeste ("una colección en la cual estamos trabajando mucho ahora y que son antologías de esa parte del país") o La punta del Iceberg, pensada para autores que recién se inician.
Graciela Prieto Rey, directora de Editorial De l'aire, cuenta que en ella la escritora y la editora "fueron como dos fuegos que prendieron juntos". La santafesina radicada en Mar del Plata relata que a los ocho años armó un librito con su primer poema y que a los 12 publicaba junto a sus primas un periódico familiar titulado El Fulanito con un "gran trabajo de selección y edición". Fue una de las gestoras de Palabrava y con los años dio origen a De l'aire, editorial que en 2020 difundió en Periódicas textos de las autoras publicadas.
"De l'aire tiene preferencia por los escritores y escritoras emergentes", subraya Prieto Rey, y agrega: "Tiene la idea de ser plataforma para impulsar a esos escritores y escritoras nuevos. En general, como editora de algunas de las colecciones de De l'aire, hago excepciones, sumando textos que me resultan interesantes y autores con trayectoria que quiero que estén en el catálogo. Me gusta el trabajo de selección y edición de un texto, trabajarlo con el autor o autora, charlarlo, escuchar la voz de quien cuenta la historia, sus porqué, su mirada, hacer el libro", explica Prieto Rey.
Sobre la línea de Palabrava, Patricia Severín señala: "Lo que busca la editorial son esas pequeñas joyas que están guardadas en la mesa de luz o en el escritorio de un escritor o escritora y que no pueden salir al público, siempre fijándonos en la linea que nos gusta a nosotros publicar, haciendo hincapié en la escritura santafesina y ahora en la escritura del nordeste argentino. Queremos revalorizar lo que tenemos en provincias. Por eso nos dedicamos a indagar las joyas que están ocultas en el corazón de nuestro país. También tenemos convenio en este momento con una editorial española para intercambiar textos y darle la posibilidad a los autores nuestros de editar en España".
Una nueva propuesta
El año pasado, cuatro diseñadoras y dos correctoras decidieron unirse para dar origen a La Mosca en la Trama. "La idea surgió de sucesivas charlas, puesto que somos un grupo de mujeres que hace muchos años venimos trabajando en el ámbito editorial", explica Laura Prati. "Teníamos algunos trabajos particulares en los que hacíamos duplas de corrección y diseño y entonces nos pareció buena idea reunir la experiencia, los tiempos y las ganas para armar este proyecto editorial que hoy ya está en desarrollo y crecimiento".
Sobre el nombre, cuenta que durante la búsqueda surgió la propuesta de un "bichito" curioso, persistente. "Y apareció la mosquita, en nuestro caso, muy selectiva, que elige lo más sabroso de lo que se presenta y es perseverante hasta que lo consigue", relata Prati. Y agrega "la trama representa la gran impronta del diseño en esta editorial, además de referir directamente a los textos literarios".
Sobre la línea editorial, la integrante de La Mosca en la Trama menciona que contemplan la posibilidad de publicar textos literarios y ensayos. "Autores noveles, novedosas obras artístico-literarias, pero también editar a autores consagrados y reeditar textos fundamentales de la literatura en español. Nuestro catálogo inició con la idea de difundir autores nacionales, en principio en narrativa, y con la reedición de Gastón Gori, figura relevante y esencial para Santa Fe. Así fue que nos planteamos colecciones y series".
Hasta el momento, esta nueva editorial ha publicado una novela y una antología y sus responsables tienen en marcha varios proyectos. "Nos vinculamos con los medios y con todo el ecosistema editorial de la ciudad y el país. Nos sentimos comprometidas y con mucho entusiasmo por lo que seguirá", señala Prati.
Lo alternativo
Legüera Cartonera es una editorial que busca la democratización en el acceso a la publicación de libros a través del armado de las obras con cartón Actualmente el equipo de trabajo está integrado por seis mujeres. Una de ellas, Micaela Piccini, cuenta a Periódicas sobre el origen y los desafíos de esta propuesta. "La idea surgió a partir de un proyecto que venía haciendo en la escuela donde trabajo como bibliotecaria. Un día me encontré con una parva de textos a mano de adolescentes que querían compartir lo suyo y pensé de qué modo socializarlo. Era un tesoro que más gente tenía que conocer. Con el grupo Mediadorxs de lectura empezamos a hacer libritos de cartón, pintados por ellxs y así empezó todo". Con el tiempo Micaela llevó la idea a su vida extra escolar y el concepto tuvo eco en amigas. "Y aquí estamos tramando travesuras, como dice Silvio".
La propuesta de Legüera Cartonera se caracteriza por la forma que adquieren las obras. "Desde el comienzo supimos que serían libros artesanales y de cartón", explica Micaela. "Aún nos sigue interpelando y maravillando la idea de transformar material de desecho en un objeto de la cultura y artístico, ya que cada tapa tiene una impronta y un caudal de belleza que es un sello de nuestro trabajo. También está el tema de la autoedición, quien desee se puede hacer su propio libro. Creemos que eso ya es un acto político en sí. Cuando comenzamos conocíamos dos o tres cartoneras, hoy sabemos de un universo infinito. Hemos participado de manera virtual de congresos y encuentros internacionales, y somos parte de una red de trabajo muy rica en torno al libro cartonero".
Los 20 títulos que hasta el momento constituyen el caudal de la editorial cartonera son, según expresa Piccini, "un collage acorde a nuestro ideal. Nunca hemos desvirtuado la idea primigenia, por el contrario, la fuimos fortaleciendo".
Entre esos títulos se cuenta Mujeres en espera, una antología surgida del taller que Susana Ibañez da en la cárcel de mujeres de la ciudad. "Las autoras diseñaron el dibujo de tapa, así como la idea de hacer un corte al cartón, a modo de ventana por donde se pueda ver al otro lado, por donde entre luz. Esa experiencia fue muy enriquecedora porque acudimos al penal en varias oportunidades para conocernos personalmente, leer los textos en ronda, coser y bordar los libros".
La integrante de Legüera Cartonera cuenta que este proyecto continuará con un segundo libro: "Hablar de nuestro catálogo es hablar, también, de nuestro nombre. Nos llamamos así porque desde el comienzo quisimos editar voces un tanto silenciadas, proyectos colectivos y literatura local. Entonces decimos que, como bombo legüero, publicamos voces que se escuchen a lo lejos".
Entrevista, escribe y edita notas. Se especializa en cultura. Colabora en producción y redes sociales.
