Después del 8M, el paro internacional de mujeres y las marchas, la periodista Mariana Steckler reflexiona sobre los micromachismos (y no tan micro) que siguen a cada reclamo feminista. El juzgamiento a las víctimas y la preocupación por las paredes se unen en este pensamiento surgido en una caminata cargada de bronca.
-Un amigo: "Esa chica Fátima, la de Paraná, ¡qué imprudencia encontrarse con ese tipo sabiendo que es violento!".
-Un trabajador de prensa de un medio masivo subiendo fotos de dos frases pintadas con aerosol en la plaza y la queja: "los cestos de basura desbordados". Los comentarios abajo: la hecatombe.
-Otro comenta y publica: "Si saben que van a escracharlas pintando una pared durante la marcha, ¿con qué necesidad lo hacen?"
Anoche, volvíamos de la marcha como siempre, cansadas, entre eufóricas y angustiadas por tener que reclamar que dejen de matarnos, violarnos y discriminarnos y nos encontramos con los medios masivos y periodistas re "serios, objetivos y que chequean toda la info antes de publicarla" difundiendo la noticia de "múltiples homicidios, femicidio y suicidio ocurridos en Rincón". La noticia resultó ser falsa. No se sabe de dónde salió pero nadie se retractó. Las mujeres de Rincón todavía no se recuperan de la sorpresa, angustia y preocupación.
Pero a nosotras nos piden que seamos prudentes, que investiguemos el prontuario del tipo con el que queremos relacionarnos o simplemente tener sexo, que no provoquemos la mente de un posible violador/femicida, que seamos extremadamente correctas y perfectas. ¿Qué es eso de pintar la frase "paren de matarnos" en una plaza?. Las botellas de agua y otros desperdicios debemos hacerlos desaparecer por arte de magia ya que somos brujas, porque estaría mal tirarla en los cestos de basura al punto de hacerlos desbordar.
Mierda che...
Autora: Mariana Steckler, periodista y militante política