Este lunes, durante la última jornada de producción de pruebas en el juicio, declararon la pareja, el cuñado y la suegra de Mónica Aquino. Los alegatos de cierre del juicio serán este miércoles 4 de diciembre.
En la séptima jornada del juicio por la explotación sexual de Monica Aquino, los tres acusados pidieron declarar y así dieron fin a la producción de pruebas en el debate. Tras los testimonios de Hugo P., Mario Daniel P. y María Rosa A. (la pareja, el cuñado y la suegra de la mujer), el próximo miércoles 4 de diciembre a las 8.30 se realizarán los alegatos de cierre del juicio y en los días siguientes se conocerá el veredicto.
La primera en prestar su declaración fue María Rosa A..“No hay una víctima acá, las únicas víctimas son mis nietos”, indicó y expresó que “Mónica no está y le pido a Dios todos los días para que aparezca”. Durante el juicio, varios testigos dieron cuenta que la mujer tenía discusiones e incluso peleas con agresiones físicas con Mónica. “Muchas cosas que se dijeron son mentira y son escuchadas de oído”, detalló María Rosa y explicó que solo se “metía” en las peleas cuando Mónica discutía con Hugo “por los hijos”.
Con respecto a cómo vivían, la mujer indicó que a partir de las 13, Hugo, Mónica, Daniel y su pareja Verónica “ya no eran ellos”, en referencia al consumo de drogas. “Yo vivía con cuatro adictos”, aclaró y sostuvo que nunca se fue de la casa “por sus nietos”.
El siguiente en declarar fue Hugo, quien era la pareja de Mónica. Explicó que la conoció durante su primer período en la cárcel tras su primera condena por robo. “Me contó que trabajaba en la prostitución pero no en la calle”, indicó el hombre. Hasta ese momento, según la declaración, Hugo “solo había trabajado de robar”.
Con respecto a su relación con Mónica, no dio demasiados detalles. “Vivíamos así: drogados, discutiendo porque ella hacía lo que quería, trabajaba y volvía re drogada, se ocupaba más de la droga y de estar en su mundo, que de los chicos o de mi”, describió. En cambio, destacó que era su madre María Rosa quien “cuidaba a los chicos, les daba de comer y le dábamos una moneda para que los cuide”. Por último, aclaró que Mónica, “tres semanas antes de desaparecer, tuvo una pelea con las chicas de la parada” y que por eso tenía moretones en el brazo.
Mario Daniel, el cuñado de Mónica, indicó que “no tenía trato” con ella y que cada uno tenía su familia. “Nos veíamos los sábados y domingos para comer, como todas las familias, poníamos un poquito todos”, narró y aclaró que él “trabajó toda la vida”.
Los tres acusados se negaron a responder las preguntas de la fiscalía, por recomendación de los abogados querellantes.
Acusación
En los alegatos de apertura los fiscales Matías Broggi y Jorgelina Moser Ferro, adelantaron que solicitarán 20 años de prisión para Hugo P., y 10 años para su hermano Mario y su madre María Rosa A. Mientras que las defensas de los tres acusados, adelantaron que pedirán la absolución para sus representados.
“La obligaban a ejercer la prostitución desde las 8 de la mañana y a toda hora, aún cuando estaba embarazada”, explicó Moser Ferro en los alegatos de apertura. “Le limitaron su vida personal, la aislaban para explotarla física y económicamente, casi en un estado de esclavitud”, aclaró.
Según la investigación fiscal, la pareja de Mónica fue quien la inició en la prostitución. “Mónica tenía una vida normal, hasta que conoció Hugo en la cárcel, quedó embarazada y cuando él salió se fueron a vivir juntos”, narró la fiscal. “La vida familiar nunca fue lo que Mónica esperaba”, resumió. Hugo era quien le indicaba el lugar y el horario donde Mónica debía prostituirse y después, junto a su hermano y su madre, le quitaban el dinero que juntaba.
Hugo también la golpeaba y en una oportunidad la apuñaló, semanas antes de que Mónica desapareciera. “En una oportunidad llegaron a retenerle los documentos de sus hijos para que no se fuera de la casa”, remarcó Moser Ferro.
El juicio
Durante la última jornada de producción de pruebas y previo a las declaraciones de los acusados, prestaron su testimonio los testigos de la Defensa, entre ellos, la empleada de un hotel al que asistía Mónica Aquino mientras trabajaba, una vecina del pasillo donde vivían Aquino y los acusados, la policía que la entrevistó a Mónica cuando denunció a su pareja en julio de 2022 y luego investigó la búsqueda de paradero y el hombre para el cual Mario Daniel P. había trabajado durante un período de tiempo. Todos estos testigos aportaron datos de la relación de Mónica con la familia y de cómo eran las vidas de los acusados.
La mujer policía indicó que en 2022 cuando había realizado la denuncia, Mónica le contó en esa entrevista que había discutido con su pareja y se habían peleado. “Dijo que no aguantaba los malos tratos, que se había escapado con los hijos y le habían retenido los documentos para que volviera”, indicó la mujer.
Durante todo el juicio, testificaron unas 40 personas. En la primera jornada hablaron las policías que estuvieron a cargo de la búsqueda e investigación sobre lo que había ocurrido con Mónica Aquino. Explicaron la situación en la que vivía la mujer, según lo que declararon varios testigos en esas primeras instancias.
En el segundo día de juicio testificaron familiares de Aquino, que dieron cuenta de lo cambiada que estaba Mónica desde que comenzó a salir con Hugo P. También hablaron del contexto de violencia al que estaba sometida la mujer.
En la tercera jornada de debate declaró una mujer que recolectaba basura por la noche en la zona en la que Mónica se paraba a trabajar y contó que en varias ocasiones charló con Mónica y ella le contó la situación por la que estaba pasando. La mujer también vivía en el barrio, por lo que conocía a los hermanos P. y a la madre. Declaró que Mónica no salía mucho.
Ese día también dio su testimonio Hugo Antonio Pérez, el tío de los hermanos, con quien no tenían relación. El hombre dio cuenta de que el padre de Hugo y Mario “era proxeneta y se dedicaba a hacer trabajar a las mujeres para él”. Ese día también se reprodujeron los testimonios en Cámara Gesell de los tres hijos de Mónica.
En la cuarta jornada de debate declaró el hermano menor de los hermanos Hugo y Mario P., que dio cuenta de algunas dinámicas de la vida familiar. “Hugo vivía de Mónica”, aclaró el joven de 15 años.
El chico vivía con su madre -también imputada por explotación sexual- en la misma casa en la que convivían Hugo, Mario, Mónica y Verónica, la pareja de Mario. El joven relató que tanto sus hermanos y sus parejas “siempre estaban en su mundo, el mundo de las drogas” y contó que en varias ocasiones Mónica y Hugo discutían. “Sé que era mutuo”, indicó.
Según el testimonio, Mónica conoció a Hugo cuando este estaba en la cárcel, a través de su otro hermano Jorge, quien se quitó la vida hace varios años. Hasta los últimos días en que Mónica estuvo en la casa, con el dinero que ella juntaba al ser explotada sexualmente pagaban la comida para todos y la droga que consumían.
Por otro lado, el adolescente relató que su madre María Rosa se peleaba en muchas ocasiones con Mónica. Según detalló, discutían a los gritos pero a veces “se ponían más agresivas, llegaban a las manos y se agarraban de los pelos”.
Al ser consultado por el trabajo de Hugo, el joven indicó que “vivía de Mónica” y que en algunas oportunidades se encargaba de llevar a la mujer hasta la parada en la que trabajaba “por cuestiones de seguridad”. Mario también vivía de lo que recaudaba su mujer Verónica, “mangueando ropa, comida y plata” en algunas casas del centro, y en determinados momentos también se encargaba de llevar a Mónica a la parada “porque Hugo le pedía que le hiciera el favor”.
Otras mujeres a su cargo
La segunda testigo de la cuarta jornada de debate fue una mujer que había sido prostituída por Hugo y su padre. Cuando ella tenía 15 años, su madre negoció con Hugo y el padre para que sea su proxeneta y la llevara a una casa en Rafaela donde vivían otras mujeres que se dedicaban a lo mismo. “Él me representaba haciéndose pasar por mi marido en la casa, pero después me agarró de mujer”, expresó.
El trato era que parte del dinero fuera enviado a la madre de la joven, pero a medida que fue pasando el tiempo Hugo no lo cumplió. “Me encerró, no me dejaba salir, no me comunicaba con mi familia y no me daba dinero, hasta que me escapé”, recordó la joven. “Me obligaba a continuar trabajando y me amenazaba, en un momento me sacó a mi bebé de seis meses y tuve que trabajar viernes, sábados y domingos para pagarle los $50.000 que me pedía a cambio”, narró la mujer.
La chica contó que después de ella hubo otras mujeres a las que Hugo “representaba”. En su testimonio nombró a dos más y a Mónica Aquino. Ella la conocía, la veía en el barrio, de llevar a los hijos a la escuela. “Estaba siempre muy demacrada y golpeada”, aclaró. “Yo la veía a ella y me veía a mí, en la calle una hace como que está todo bien pero por dentro está pidiendo ayuda”, afirmó.
A Mónica la veía mañana, tarde y noche trabajando en la parada. “Ellos son así, si no juntás el dinero que piden, te cagan a palos”, indicó en referencia a cómo se maneja Hugo y su familia con las mujeres.
La testigo también contó que Mónica y su suegra se solían pelear y que una semana antes de que desapareciera, la había visto “con el ojo negro”. “Ella decía que iba a salir por los hijos”, recordó.
Escribe. Se especializa en policiales y judiciales.