La primera jornada de exposiciones en torno al debate por la Interrupción Voluntaria del Embarazo estuvo signada por una serie de ideas que se repitieron una y otra vez hasta el cansancio. Pero no queremos desalentarles. Ha tenido buenos momentos, y están en esta nota.
En la edición 2020 del debate por la Legalización del Aborto intervienen cuatro comisiones: Legislación General; Legislación Penal; Mujeres y Diversidad; y Acción Social y Salud Pública. Todes les presidentes de las comisiones, e incluso la mayoría de les vives, están a favor del aborto legal. Otro dato importante es que la familia de la presidenta de la comisión de Legislación General (la diputada del Frente de Todos Carolina Gaillard, que le dio el puntapié inicial a la jornada) sufrió escraches en su negocio durante el fin de semana por parte de grupos antiderechos.
La metodología de las exposiciones es al estilo pandemia: les convocados exponen frente a todes los integrantes de las comisiones, que vuelcan sus preguntas en un chat que se lee una vez que les expositores terminan. La diputada Cecilia Moreau es la encargada de organizar el debate. El detalle: junto con el alcohol en gel y la botella de agua, la diputada dejó un frasquito de Óleo 31.
Muy en esa Cecilia.
La diputada Carmen Polledo, del bloque del PRO y vicepresidenta de la comisión de Acción Social y Salud Pública, fue la primera en expresarse en contra del proyecto y aprovechó la oportunidad para decirle al ministro de Salud Ginés González García que no estaba de acuerdo con el multitudinario velorio de Maradona que sucedió días atrás. Agregó que cree que este no es el momento para debatir este proyecto y generar “nuevas grietas”, así como invitar a que la gente se “movilice”. Raro, porque durante el fin de semana previo las marchas y movilizaciones fueron convocadas por el sector antiderechos. Causó sorpresa que Polledo, que fue una representante firme de los “celestes” en 2018, se mostrara a favor de alguna forma de “despenalización”. No votará el proyecto a favor.
Los redactores
Expusieron hoy tres funcionaries nacionales que intervinieron en la redacción del proyecto oficial: Ginés González García, la ministra de Mujeres, Género y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, y la secretaria Legal y Técnica, Vilma Ibarra.
Un dato interesante es que tanto Gómez Alcorta como Ibarra son abogadas y eso se notó en sus exposiciones. Diríamos, incluso, que marcó la diferencia.
Ibarra comenzó diciendo que con este proyecto "el gobierno recoge una lucha histórica de miles de mujeres que nos precedieron" y que "lo que se ha enviado al Congreso es fruto de un trabajo en equipo". Hizo además hincapié en la necesidad de reforzar la Educación Sexual Integral (ESI) porque "es una política importante para la prevención de violencia de género y una política para facilitar aún más el acceso a los métodos anticonceptivos".
Remató diciendo que "si se aprueba el proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) cada persona podrá seguir decidiendo qué hacer según sus convicciones, eso no cambia".
Después, el ministro de Salud compartió algunas apreciaciones. Dijo que "si esto fuera un problema masculino estaría resuelto hace mucho tiempo" y que además "esto no es un problema igual para todas las argentinas, las injusticias se ven claramente. Este es un proyecto que también genera justicia social".
Gómez Alcorta se dedicó a explicar el articulado de la Ley y los puntos esenciales. Sostuvo que "la legalizacion no implica más costos, sino implica un ahorro para el Estado" y que se busca con la aprobación de esta ley "que nunca más muera una mujer a causa del aborto clandestino".
La ministra enfatizó que el nuevo proyecto habla de “personas gestantes” porque adapta la ley de IVE a la ya existente Ley de Identidad de Género.
Eso no impidió que durante todo el turno siguiente algunes disertantes se refieran a les involucrades como "mujeres" o, peor, "mamás". Pero, ¿para qué pedirles peras al olmo?
La cuestión de los costos volvió a surgir en reiteradas ocasiones, así como también la figura de les objetores de conciencia. Sobre la primera temática, el ministro de Salud aseguró: "Lo que cuesta 10 veces más es el costo hospitalario de un aborto clandestino". Además agregó que en términos de costos “2.800 pesos es el costo al Estado del misoprostrol. Ese costo está por ser visiblemente reducido porque tenemos una oferta de que la dosis completa sea de 400 pesos. En las farmacias está en 6.400 pesos y si se usa la combinación previa, de uso gástrico, vale 10.000 pesos”.
Antes de retirarse, el ministro se tomó un momento para responder la vieja pregunta acerca de cuando comienza una vida, y si abortar es o no es un asesinato. "El mundo ha resuelto cuándo es persona, no cuando hay vida. Vida tiene un óvulo, un espermatozoide" respondió, e incluso añadió que con ese criterio para algunas religiones incluso puede considerarse un asesinato la masturbación masculina. Cerró diciendo que "acá no hay dos vidas como dicen algunos, acá claramente es una sola vida, una sola persona y lo otro es un fenómeno". Por algún motivo, ese video se viralizó entre los sectores antiderechos de Twitter. Sí, hasta ahí fuimos para realizar esta cobertura periodística. Ese es nuestro nivel de compromiso.
El tema de la objeción de conciencia fue retomado por la secretaria Ibarra: “la sanción de la ley de IVE permitirá también terminar con la judicialización de estos temas y permitir que aquel objetor de conciencia real pueda ejercer su derecho. Pero al mismo tiempo va a quedar muy claro en la reglamentación que hay que cumplir los dos derechos, que los dos derechos valen. Vale el derecho del objetor de conciencia y vale el derecho de la paciente que tiene que recibir en diez días la derivación. Los derechos no son absolutos. La objeción de conciencia individual cede ante una situación de riesgo de la salud y de la vida de la mujer”.
La ministra Gómez Alcorta añadió que “lo que no se puede es obstaculizar el ejercicio de una paciente que está pidiendo un derecho”.
Ibarra cerró sus participaciones y esa primera etapa del debate en comisiones sentando la postura del Ejecutivo: "Hemos recibido instrucciones muy precisas del presidente y de la vicepresidenta de la Nación: no vamos a usar formas de descalificación, de destrato, seremos respetuosos, seremos firmes en nuestras convicciones. Tenemos la posibilidad de debatir como se debe en democracia. En el 2018 no lo logramos. Esperamos que esta vez sea ley porque no vamos a obligar a nadie a vivir contra sus convicciones, pero queremos cuidar la vida y la salud de las mujeres y queremos salir del aborto clandestino para siempre en la Argentina”.
Podríamos haber cerrado la jornada ahí y nos ahorrabamos la tarde pero nos hubiéramos quedado sin memes.
Especialistas
Finalizadas las intervenciones de les ministres y presidentes de las comisiones correspondientes, comenzó la danza de especialistas convocados por ambos sectores. Arrancó con un cura. Porque, ¿para qué vamos a elegir a una persona gestante y/o que al menos mantenga una vida en la que su salud sexual y reproductiva sea relevante? No, mejor el hombre cis con votos de castidad.
El padre Pepe, autodenominado “cura villero”, comenzó su alocución con los populares problemas de conectividad. Ironizó con el ya conocido “¿qué sigue después? ¿La eliminación de los ancianos?" que se puede leer en redes sociales y que se repitió durante toda la tarde. Añadió que “los países capitalistas que han aprobado el aborto han depurado, con un pensamiento cuasi nazi, al 90 % de los niños por nacer con síndrome de Down". Este dato, por supuesto, no está chequeado.
Terminó pidiendo que construyamos un lugar que alguna vez el Papa Francisco quiera visitar. Francamente, no se entiende si nos está invitando a votar en contra o a invertir más capital en el aparato turístico de este país.
Instó a que los “señores diputados y senadores no se coloquen en el lugar de Dios, dejen que la ciencia hable seriamente y denle tiempo para una decisión correcta”. Y desapareció entre la neblina.
La enorme Nelly Miyersky sabe usar zoom mucho mejor que nuestres diputades, lo que la coloca en otro plano de los seres humanos. Nelly agradeció a las compañeras que hicieron posible que este debate se dé por segunda vez, y dijo que hablaría en nombre de ellas. “Lo que estamos haciendo es una ampliación de derechos, pero no queremos tampoco que nadie nos obligue”, enfatizó.
“El derecho a la IVE es autonomía, es libertad, es igualdad, y todo eso sin creernos con derecho a cambiarle la vida a quienes piensan diferentes”, prosiguió y finalizó diciendo que “los fundamentos de los dos proyectos tienen apoyatura y base constitucional” y que “despenalizar el aborto tiene un efecto fundamental, porque todas las relaciones sexuales -que son una fuente de placer y reproducción- hasta ahora se han tratado como algo negativo, con un velo de tristeza. La sexualidad ha sido siempre sinónimo de represión”.
El goce, señora presidenta.
El segundo “celeste” que expuso fue el ex ministro de la Corte Suprema de Justicia, Rodolfo Barra, figurita repetida del debate del 2018. Barra esgrimió que "el niño desde el embarazo tiene el derecho a la protección, si lo matamos no lo podemos asistir”.
Agregó que “esta ley permite matar a un ser humano. Igual que matar a una mosca o hacerse una cirugía estética. Antes que un debate jurídico, esto es una cuestión médica: ¿es o no un ser humano?”.
Contentes les cirujanes con este comentario.
Estela Díaz, ministra de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual de Buenos Aires, explicó que “por más que existan todas las políticas preventivas, puede fallar. Siempre va a ser necesario tener acceso a la práctica del aborto seguro. No puede ser un castigo por tener sexo” y agregó un dato muy interesante: de enero a junio se hicieron más de 5.000 Interrupciones Legales del Embarazo (ILE) sólo en el sistema público de salud bonaerense.
Mónica Fein, ex intendenta de la ciudad de Rosario, habló a favor del proyecto y remarcó que “en Rosario, donde hay protocolo de ILE desde 2007 y desde 2012 garantizamos misoprostol en los centros de salud, logramos disminuir la internación por complicaciones por aborto, una tasa menor de embarazos adolescentes y evitamos muertes maternas".
Al testimonio de Fein le siguieron dos antiderechos. Por un lado Úrsula Basset, abogada y docente de la Universidad Católica Argentina (UCA), quien aseveró que las feministas tenemos una fuerte “crisis de identidad” porque “el modelo de mujer independiente que es dueña de su cuerpo, copia el del hombre que puede decidir si cargar con el peso de la filiación”.
En su intervención, Basset añadió que "el proyecto de ley facilitaría el abuso infantil" puesto que "... ese embarazo en realidad le salvó la vida, porque con eso frenó el abuso". Una remake de un viejo axioma de los antiderechos que también se repite bastante.
Su compañero de la UCA, el abogado penalista Hernán Munilla Lacasa, agregó que el proyecto de IVE no tiene en cuenta los derechos de quién “aporta la mitad de los cromosomas”. Y nada más.
El momento más extraño llegaría con la participación de Andrea Imbroglia, quien se presentó como una simple trabajadora territorial de la organización Cáritas pero que estaba anotada como representante de la Conferencia Episcopal Argentina. Volvió sobre la idea de que el aborto es la puerta de entrada a legalizar el asesinato de quienes "no producen" y que el próximo paso es terminar con la vida de los ancianos y las personas con problemas mentales. Remató sugiriendo que les manden "a las mujeres embarazadas desesperadas". Que ellos se van a "hacer cargo". No sabemos ni por dónde empezar con esta idea.
Por los "verdes", también expuso Ricardo Gil Lavedra, ex Ministro de Justicia y Derechos Humanos de la Nación. Invitó a que les diputades "vean la realidad. Vean a las mujeres. La mujer no es un útero, su función social va mucho más allá de la reproducción. Hay que devolverle a la mujer su derecho a decidir, sin trabas, si quiere o no ser madre". Instó además a utilizar el sentido común, diciendo que "hoy en día los abortos no son quirúrgicos. Pero se construye una ficción que busca dejar las cosas como están".
A favor del proyecto también expuso Silvia Oizerovich, médica ginecóloga del Programa de Salud Sexual y Reproductiva, quien se comprometió a "garantizar el derecho a la salud garantizando una práctica como el acceso al aborto”.
Llegaría entonces el turno de la socióloga celeste Maria Elena Crito, quien nos proporcionó una presentación de power point con números basados en "múltiples investigaciones internacionales" a las que nunca citó. Bien podrían ser del Instituto Alemán de "Me las acabo de inventar" pero vamos a darle el beneficio de la duda. Utilizó las cifras para sostener la hipótesis de que por un lado las muertes de mujeres por abortos clandestinos son "muy bajas" y que a su vez es un "mito" que la legalización del aborto contribuya a disminuir la mortalidad materna.
Cuando la tarde se estaba tornando insostenible, llegó entonces Mabel Bianco a acomodar los tantos. La histórica militante del pañuelo verde explicó, de forma precisa, que el problema es en definitiva el eje del debate: "el aborto ocurrió, ocurre y va a seguir ocurriendo. No discutimos aborto sí o no, estamos discutiendo clandestinidad o aborto seguro. Eso es lo que mata y enferma". Mabel también dijo que "estamos aplicando violencia hacia mujeres y niñas que necesitan interrumpir un embarazo" y que con este proyecto "estamos planeando la necesidad de ampliar derechos para todas".
El primer #momentoembrión se hizo esperar y nos llegó de la mano de Ernesto Beruti, jefe del servicio de ginecología del Hospital Austral, quien aseveró que los embriones tienen "mala prensa", que los ha sostenido con sus propias manos y ha visto incluso "nítidamente" sus extremidades. No, no recitó ningún poema. Si vamos a reconocerle que todo el tiempo se refirió a los fetos como "bebes", así, sin tilde. Otro clásico indiscutido de los antiderechos.
Continuó diciendo que el proyecto "permite abortar hasta la semana 30 de embarazo" (?) y que a su criterio "no se puede poner la libertad por encima de la vida".
Casi como una respuesta inmediata llegó el turno del obstetra Mario Sebastiani, quien invitó a los antiderechos a "dar vuelta la página, tratar de resolver esta situación. Por la salud pública, pero no pidiendo disculpas. Lo vamos a despenalizar por la dignidad de las mujeres, para que puedan ser libres". Agregó que "el aborto es un acto de responsabilidad, un bien social, porque le permite a la mujer diseñar su proyecto de vida". Sebastiani se tomó unos minutos para contestar a la irrisoria acusación que ya circulaba en redes y que había sido sugerida por algunos disertantes celestes: que el proyecto habilitaba la IVE hasta el noveno mes de embarazo. Explicó que no existe el aborto #HastaElNovenoMes (el hashtag que circulaba por esas horas) por definición. Enfatizó que los celestes estaban confundiendo una IVE con los típicos casos de complicaciones obstétricas que pueden darse en cualquier embarazo. Pidió disculpas en nombre de los hombres. Gracias, aliade. Su interlocución fue una brisa de aire fresco.
Que duró poquísimo.
El siguiente expositor celeste (uno de los ocho varones que se eligieron para defender la postura antiderechos) fue el pastor evangélico Osvaldo Carnival. De frases cortas y discurso poco preparado, Carnival dijo que "este tema es inoportuno. No es prioridad para la sociedad" y usó la imagen del "enemigo invisible" para hablar del aborto. No cerró bien esa metáfora, pero quizás lo hará algún día. Para rematar, deslizó: "un aborto siempre será un asesinato. Se trata de una mamá asesinando a su hijo con ayuda del Estado". Se alegró porque el "chat" estaba lleno de corazones celestes. No sabemos adónde estaba mirando el Pastor, puesto que la transmisión oficial no tenía permitido el envío de mensajes del público.
La diputada Moreau, quien dirigió toda la sesión, no le dejó pasar su comentario. "Somos legisladores, representantes de la ciudadanía de un Estado laico" tiró como respuesta a las acusaciones de asesinato del pastor. Se notaron los efectos del Óleo 31.
El sector verde traía entre sus filas a dos ex ministros de Salud de la Nación. El primero en hacer uso de la palabra fue Adolfo Rubinstein, olvidable secretario de la era Macri, que siempre se mostró a favor del proyecto de IVE. Rubinstein dijo que "el aborto sigue siendo una asignatura pendiente en la agenda sanitaria y social de nuestro país" y agregó que "la ley de IVE no es sólo una cuestión de derechos" sino que además persigue la idea de que "el Estado como garante de la salud no se desentienda". Cerró reforzando la idea de Moreau: "la Argentina es un Estado laico. Que sea Ley".
Después le llegó el turno a (otro) varón de los celestes, que presentaron la misma cantidad de pastores y curas que de mujeres. En este caso, siguió el médico especialista en salud pública y rector de la UCA Miguel A. Schiavone, quien dijo que "esto no resuelve el problema de fondo que es la pobreza" y que es "más dolorosa la muerte de menores por desnutrición" a lo que sumó un "¿qué hace el Estado para prevenir las otras muertes de mujeres?". De aborto habló poco. Le faltó pedirnos a las feministas que nos hagamos cargo de les hipertenses y la campaña por la concientización para el uso del casco en los conductores de moto.
Cerró diciendo que quienes apoyamos este proyecto promovemos "una ley para que descarten a los más débiles para que produzcan y consuman" y que desde su sector se sienten "estafados por los que dicen que la mortalidad materna es un problema de salud pública".
Por les verdes continuó su exposición Maria Luisa Storani, parlamentaria del Mercosur, que comenzó destacando la lucha de las mujeres de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal Seguro y Gratuito, y trajo dos datos a colación muy interesantes: el primero, que "el comité contra la tortura ha dicho que es violencia de género que una mujer no pueda acceder a un aborto seguro". Y el segundo, y más importante, que "de seis a ocho niñas son madres por día". Extrañamente, quienes piden cifras "oficiales" sobre abortos clandestinos y demases nunca parecen detenerse en este dato.
Casi como si se tratara de un chiste noventoso, a la seguidilla del cura y el pastor se le sumó un rabino que expuso sus argumentos en contra del aborto. Se trató de Fishel Szlajen, que arrancó con tranquilidad: "Legalizar la matanza de un ser humano vivo es antojadizo". Dejó varias frases interesantes como "una vida se aloja dentro de otra transitoriamente durante nueve meses" y reflotó un fantasma que sobrevoló el primer día de debate constantemente: "esto dará lugar a legalizar la eutanasia". Comparó "matar a un comatoso" con “asesinar a un feto”. A su favor diremos que le dejó la vara muy alta al próximo representante de algún credo.
El siguiente en exponer fue Daniel Gollan, último ministro de Salud de Cristina Kirchner y actual ministro de la provincia de Buenos Aires. Gollan expresó que "visto desde el punto de vista de la salud pública, este es un problema que acarrea la salud de las mujeres. Las personas que fallecen son porque no tuvieron dinero para acceder a un aborto seguro. Tenemos que avanzar en esta ley. No hacerlo implica no salvar vidas". Como conclusión añadió que "aquellos que se oponen y siguen permitiendo este deterioro, después de tantos años de oponerse no lograron evitar este tema".
Día uno, adentro
Y así finalizó este primer día de debate por el Aborto legal en el Congreso. Mención especial a las siguientes perlitas: la diputada Del Plá le preguntó al padre Pepe, al inicio de la tarde, acerca de las acciones que la Iglesia Católica lleva en favor de las mujeres y las víctimas en los probados casos de abuso sexual. El Padre Pepe ya se había desconectado del Zoom, evidentemente tenía algo mejor que hacer. Una pena.
Promediando la tarde, la encargada de llevar la batuta Moreau salió a informar a la prensa que en el día de mañana expondrán 32 personas, divididas en turno mañana y turno tarde. El dato de color es que Moreau (que anoche estuvo en la sesión maratónica de diputados, incluso oficiando como presidenta en algunos pasajes) estaba en zapatillas de lona. Bancamos.
En todo momento y sin distinción la sesión estuvo marcada por los problemas de conectividad, la gente que no apagaba los micrófonos y las caras pixeladas de les participantes, que nos regalaban reacciones más parecidas a un emoji que a lo que una esperaría de un debate parlamentario. Pero el 2020 es así. Pandemia y coso.
Lo importante, a fin de cuentas, es que el proyecto continúe por las vías de la democracia parlamentaria. Y que el aborto, sobre todo, sea legal.
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