Esta semana se viralizó una carta de la soldado Lucía Zoldán Herrera en contra del uso del lenguaje inclusivo. La escritora Cecilia Solá respondió en redes a la misiva.
"Mi nombre es Lucía Zordán Herrera, soy soldado de primera, sí, soldado. Ni soldada, ni soldade, soldado" comienza diciendo el post que se popularizó en los últimos días y que fue replicado profusamente entre usuaries de la red social Facebook.
En el texto, la mujer salteña, narra los aprendizajes y desafíos que afianzaron su formación y luego puntualiza en sus sentimientos hacia las piezas que forman parte del cancionero del ejercito.
Y es que el objetivo principal del escrito, tras ciertos rumores de adecuación a un lenguaje no excluyente, es que no se modifique la letra de las marchas tradicionales del ejército argentino, además de detenerse en atacar algunos ejes de la lucha feminista.
"Nadie sabe lo que es estar en una guerra, ni yo... Pero hubo gente que murió, que perdió familias, que sufrió lo que es una guerra. El frío, la lluvia, la falta de alimentos" continúa diciendo.
Y, sí, me cansé. Me cansé de que se quejen que por ser mujeres no tienen derecho. Las mujeres tenemos derechos y mierda que los tenemos. Pero no tenemos derecho a cambiar la historia por el solo hecho de que una marcha tiene nombre de varón, porque la oración del soldado o incluye a la mujer, por la canción del artillero termina en 'o' y no en 'e' o en 'a'.
¿Hasta dónde van a llegar? ¿Qué más quieren? Las Fuerzas Armadas son historia, fundaron nuestra historia. Las persona de estas, el día de mañana van a dar la vida por todos. Dios no lo permita, pero ustedes cambiando una canción, volviéndola feminista... ¿qué van a hacer?" se pregunta.
La iniciativa de modificación del repertorio de las Fuerzas Armadas fue desmentida rotundamente por parte del Ministerio de Defensa. Pero los dados ya se habían tirado, y la respuesta no se hizo esperar.
Siempre desde la sororidad
Ayer, y a través de la misma red social donde se viralizó el errático discurso antifeminista de la "soldado", la escritora y activista feminista Cecilia Solá, desde la sororidad que la caracteriza, volvió sobre varios de los puntos de la publicación.
En su texto remarcó varias conquistas de los feminismos, entre ellos el hecho de que las mujeres formen parte de las Fuerzas Armadas.
"Estimada Lucía
Usted se define soldado. Ni soldada, ni soldade.
Y está usted en todo su derecho. Ese derecho, estimada Lucía, se lo dio el feminismo. Seguramente no ignora que, hasta 1995, las mujeres no podíamos ser soldados, ni soldadas, ni soldades, y la presencia femenina en el ejército, ese ejército que usted ama, estaba restringida al área de servicios.
Usted dice que nadie sabe lo que es estar en una guerra. Se equivoca, estimada Lucía. Las mujeres e identidades femeninas sí lo sabemos. Venimos librando una guerra sangrienta contra un sistema llamado patriarcado, que nos mata cada 26 horas, y cuyo brazo ejecutor son, mayoritariamente, los hombres que dicen amarnos. Imagínese, Lucía, cuantas de nosotras dormimos noche a noche con el enemigo, sin saber si despertaremos.
Dice usted, Lucía, que tuvo suerte, y yo me permito disentir. Usted no tuvo suerte, usted está disfrutando del derecho de ejercer la profesión que le gusta, y ese derecho no es mérito suyo, sino de las feministas que, en el 2013 lograron la resolución 114, que permite mujeres en la Infantería y en la Caballería, espacios que estaban vedados, aunque desde el 97 las mujeres podíamos incorporarnos a las escuelas de formación de oficiales y suboficiales en las amas de Apoyo de Combate y Apoyo de Fuego.
Sin las feministas, soldado Lucía, a usted jamás le hubieran permitido tirar con un cañón.
¿Está cansada de escuchar que las mujeres nos quejamos de no tener derechos, soldado Lucía? Imagínese como estamos de cansadas nosotras de que nos maten a media cuadra de la comisaría, de que nos viole un tío, un padrastro, un jefe, un desconocido, de que trabajar, en cualquier ámbito de los considerados " de hombres" nos cueste a menudo un precio terriblemente alto. Y si no pregúnteles a las veteranas de Malvinas, que vienen denunciando violación en todos los lugares en que pueden alzar la voz, a su camarada, la mujer que denunció haber sido violada por sus propios compañeros de batallón, en Bahía Blanca, otra en Santa Fe, y hay más, incluso las hay que aún no han podido hablar, ni siquiera en inclusivo.
¿Hasta dónde llegaremos, se pregunta usted, estimada Lucía? Hasta donde sea necesario, para que dejen de violarnos, de secuestrarnos, de asesinarnos. Hasta quemar el cielo, si es preciso, por vivir.
Y, otra vez, me permito disentir con usted, que dice que las mujeres no tenemos derecho a cambiar la historia. Se equivoca, estimada soldado Lucía. Usted, tan feliz de hacer lo que hace, es la prueba de que ya la hemos cambiado, y seguiremos haciéndolo".
Escribe. Se especializa en la temática trans-travesti y las notas viscerales.