_ActivismosDestacadas

El comedor Ana María, mucho más que un legado

Cada viernes en barrio Los Hornos, militantes del Movimiento Evita le dan de comer a más de 450 vecinos que acceden a un plato de comida. Ahora, trabajan para construir un espacio propio con bloques de tierra comprimida y seguir ampliando derechos. Cómo colaborar con ellos.
Gabriela Fireletomo

Créditos: Movimiento Evita Santa Fe

“Hace un año venimos viendo que no alcanza para nada, mucha gente padece la necesidad de aunque sea poder tener una comida al día. Entonces, con un par de compañeros decidimos que íbamos a empezar a darles comida”, dice Natalia Ayala como si la decisión de dar de comer a un barrio fuera algo sencillo. Militante del Movimiento Evita Santa Fe desde hace más de 10 años e hija de Ana María -con quien fundó un merendero en barrio Belgrano- esta cocinera comunitaria pone en valor la frase de la propia Eva Duarte: “Donde hay una necesidad nace un derecho”.

Entonces, se pusieron a laburar para que muchos puedan acceder al derecho al alimento. En el patio de Mariano, uno de esos compañeros, comenzaron a poner las ollas al fuego y al calor de ese mismo fuego otros vecinos se fueron sumando a la iniciativa. “Este comedor lleva el nombre de mi vieja en su honor, falleció hace un año, y es significativo porque ella militó en el peronismo y en el Movimiento Evita antes que yo; en honor a esa militancia es que elegimos este nombre”.

El comedor funciona todos los viernes y trabajan allí diez personas de entre 18 y 24 años. “Es gente del barrio, son los mismos vecinos los que decidieron sumarse y venir a servir a otros vecinos. Trabajan desde las 12 hasta las 20.30, son pibes que podrían estar en cualquier lado y eligen estar acá, poniendo el cuerpo en el barrio”, remarca Natalia quien además nos cuenta que “fue un año caótico”. El comedor Ana María comenzó atendiendo a 200 personas y a la fecha ya son más de 450.

Créditos: Movimiento Evita Santa Fe

El techo propio

Luego de un año de trabajar a la intemperie, el sueño se fue expandiendo y también surgió otra necesidad: la de un espacio físico para quienes sostienen el espacio colectivo. “Un lugar digno para poder realizar sus tareas, ya que nuestra sede está en el patio de un compañero que tiene una sola piecita. Ahí nos organizamos pero también estamos condicionados por el clima, si llueve tenemos que suspender”, relata Natalia.

Fue otro de los militantes del espacio que es estudiante de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), Matías Nicola, quien llegó con la idea de comenzar a construir con bloques de tierra comprimida. Sobre esto, la cocinera comunitaria también valora que “es un conocimiento que surge de la universidad pública y que hoy es una herramienta para resolver los problemas de territorio como este que estamos teniendo acá en barrio Los Hornos. Un profesor de la UTN les va a enseñar a hacer esos ladrillos a los mismos compañeros que trabajan acá y que están nucleados en la UTEP (Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular). Eso garantiza que nosotros aprendamos a hacer los ladrillos y que más adelante podamos pensar en una cooperativa de construcción que esté nucleada en la economía popular”.

Trabajo colaborativo

Para poder materializar ese sueño, una vez más pusieron el cuerpo: como no tienen recursos propios comenzaron a hacer ventas de pollos y así lograron alquilar una máquina que nivele el terreno y al día de hoy ya están nivelando ellos mismos con pico y pala. Todo ese esfuerzo fue inspirador y ahora cuentan con la ayuda de una arquitecta y estudiante de Ingeniería Civil que los asesoran en esta etapa.

Luca Mussi es otro de los integrantes del Movimiento Evita Santa Fe que lleva sobre sus hombros este sueño barrial gestionando pedidos y recursos para poder materializarlo. Le cuenta a Periódicas que "la meta más urgente es el levantamiento de este espacio físico. En un futuro más lejano nos parece esencial la posibilidad de conformar una cooperativa de trabajo que esté nucleada en la economía popular y que se dedique a la producción de bloques de tierra, lo que podría significar una salida laboral para nuestros compañeros y compañeras”.

“Es muy importante poder estar levantando este comedor, no sólo porque nuestros compañeros se merecen un espacio físico adecuado donde poder llevar adelante su trabajo, sino porque el barrio y la comunidad necesita de ese espacio donde, además de comer, pueda organizarse para darles respuestas a sus problemas, que muchas veces surgen por la falta de políticas públicas y la ausencia del Estado frente a los sectores más vulnerables”, agrega.

Créditos: Movimiento Evita

Con la organización no alcanza

Cuando preguntamos cuánto estiman que demorarán en construir el espacio, Natalia nos dice “indeterminado”. Es que no depende sólo de las ganas que tienen ni de la organización que ya han demostrado, necesitan materiales. “No alcanza con organizarnos y poner el cuerpo, necesitamos materiales o palas, picos, herramientas que ahora algunas nos dan los vecinos. Estamos haciendo lo posible para terminar con esta etapa. Pero falta mucho, si bien seguimos haciendo ventas, necesitamos varias cosas”.

“Demoramos porque no tenemos las herramientas adecuadas para hacer este trabajo, salimos del paso gracias a los vecinos que nos prestan materiales de sus propias casas y, muchas veces, ellos se suman a estas tareas”, nos cuenta Lucas.

Este espacio que están levantando no sólo será utilizado como comedor, sino como un punto de encuentro para los vecinos, “para que puedan venir a plantear las necesidades que tenemos como barrio”.

Créditos: Movimiento Evita

Llevan adelante un laburo imprescindible en Los Hornos y por eso es esencial tener un lugar que reciba a todos los vecinos que atraviesan diversas dificultades. “Estamos viviendo un año caótico con este gobierno que nos deja para el final y somos nosotros los que resolvemos los problemas en los barrios. Como siempre, las organizaciones sociales tapamos estas grietas que van dejando y nadie nos reconoce nada. Para nosotros es un laburo esencial el que hacemos, venimos haciendo las cosas que deberían hacer otros”.

Para colaborar con la construcción del Comedor Ana María, pueden comunicarse a través de la redes del Movimiento Evita Santa Fe o al celular 342-6143153.

Se necesita cemento, tierra de relleno no fértil, arena, caños y herramientas de construcción como pico, palas ancha y de punta, carretillas, guantes, gorros y cascos de proyección, entre otras.