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"Universidad x Cárcel": El diseño como gesto afectivo

Cuatro mujeres estudiantes de la FADU-UNL eligieron tender puentes entre la universidad y quienes estudian en contexto de encierro. Desde el diseño, buscan visibilizar el Programa de Educación Universitaria en Prisiones (PEUP). La experiencia pone en diálogo educación, libertad, derechos y gestos afectivos que trascienden lo académico.
Titi Nicola

Gentileza: Universidad x Cárcel

En la Unidad Penitenciaria N°2 de Las Flores, los miércoles y viernes tienen otro pulso. En un aula con computadoras, afiches y papeles desparramados sobre las mesas, un grupo de personas privadas de su libertad cursa materias universitarias, rinde parciales y proyecta futuros posibles.

Afuera, cuatro jóvenes estudiantes de diseño piensan cómo contar esa historia, cómo allanar caminos y tender puentes entre dos universos de estudio que, aunque separados por muros y contextos, comparten la misma búsqueda de conocimiento y la misma universidad.

Aixa, Ámbar, Lucía y Sabrina son las autoras de “Universidad x Cárcel”, un proyecto que apuesta a que la comunicación visual no solo informe, sino que también acompañe, reconozca y genere pertenencia.

Periódicas dialogó con ellas para conocer cómo el diseño puede convertirse en un gesto de cuidado, de justicia social y de encuentro.

Un proyecto transformador

Gentileza: Universidad x Cárcel

El PEUP (Programa de Educación Universitaria en Prisiones) garantiza el derecho a la educación de personas privadas de su libertad en tres cárceles de Santa Fe. Sin embargo, pese a su trayectoria, gran parte del estudiantado universitario desconoce el programa. Para esas estudiantes de diseño, trabajar sobre esta problemática fue un acto político en sí mismo: visibilizar la educación en contextos de encierro y generar inclusión desde la comunicación visual.

“Como mujeres, nos interpeló visibilizar un contexto que la sociedad ignora; como diseñadoras, entendemos que la comunicación no es inocente y como estudiantes de universidad pública, sentimos la responsabilidad de mostrar que la educación llega a quienes más la necesitan”, cuentan.

El desafío del proyecto fue doble: diseñar piezas que circularan dentro de un espacio de encierro y que al mismo tiempo lograran transmitir cercanía, positividad y claridad. La paleta de colores, el tono de los mensajes y la simplificación del lenguaje académico fueron decisiones estratégicas para que cualquier estudiante comprendiera y se sintiera parte de la comunidad universitaria.

“Nos interesó visibilizar que el diseño puede ser un acto de justicia, una forma de devolver la palabra a quienes se las quitaron”, señalan.

El diseño como acto político y afectivo

Griselda Flesler sostiene que todo diseño tiene perspectiva de género: la diferencia está en si reproduce una mirada hegemónica o si la disputa. Intervenir desde esa conciencia implica visibilizar desigualdades estructurales y poner en cuestión los discursos que se presentan como “neutros” o “universales”.

Bajo esa premisa, las autoras de "Universidad x Cárcel" eligieron diseñar desde el cuidado y lo afectivo, entendiendo la distancia no como obstáculo, sino como punto de partida para el encuentro. Sus piezas no debían ser objetos solo funcionales, ni mensajes ajenos al contexto; debían crear la posibilidad de un vínculo.

La primera acción fue escribir cartas. Ese gesto sencillo y profundo se convirtió en el primer puente con los estudiantes privados de su libertad.

Gentileza: Universidad x Cárcel

Sobre esa experiencia, Aixa reflexiona: “en un sistema que burocratiza y despersonaliza, escribir una carta, pensar la palabra, el tono, la textura del papel, se vuelve un acto político. Diseñar, entonces, no fue solo componer una pieza visual: fue tejer un vínculo. Porque diseñar también es una forma de cuidar”.

Diseñar para abrir puertas

En un sistema históricamente masculinizado, la presencia de mujeres en proyectos como “Universidad x Cárcel” introduce una mirada colectiva, sensible y transformadora. Las autoras subrayan el acompañamiento de coordinadoras y voluntarias (sí, todas mujeres) que sostuvieron el proceso desde el cuidado y la escucha.

“Nosotras no solo diseñamos piezas: intervinimos políticamente, poniendo en el centro a personas que muchas veces nadie mira y haciendo visibles necesidades que antes nadie consideraba.”

“Universidad x Cárcel” nos recuerda que el diseño no es neutral, puede convertirse en una herramienta de inclusión, cuidado y transformación social. Como plantea Griselda Flesler, quizá sea momento de preguntarnos:

¿Quién accede al diseño?
¿Qué prácticas se valoran?
¿Desde dónde y para quiénes diseñamos?

En un contexto donde el encierro busca borrar identidades y una sociedad rota profundiza desigualdades, la educación y el diseño emergen como actos concretos de resistencia y reconstrucción.

 

El proyecto es realizado por las estudiantes de la Licenciatura en Diseño de la Comunicación Visual,  Aixa Huergo, Ámbar Jure, Lucía Leguizamón y Sabrina Orcellet, en el marco del Taller de Diseño 3 de la Cátedra Albrecht. Forma parte del Programa de Educación Universitaria en Prisiones (PEUP) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL).
Puede conocerse más sobre esta experiencia en su Instagram o sumarse a la propuesta completando el formulario de la web.