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Laura Pompé: una artista plástica que llena de color el universo femenino

Laura Pompé
Laura Pompé nació en Buenos Aires pero actualmente vive en Santa Fe. Conoció el arte de muy pequeña pero fue recién cuando llegó a esta ciudad que su camino en la plástica tomó un rumbo certero. En una charla con Periódicas, la artista cuenta el trayecto desde aquella fascinación por los dibujos de su papá hasta este presente con cuadros protagonizados por mujeres llenas de color.
Julia Porta
Laura Pompé
Laura Pompé y una de sus obras recientes. Crédito: L.Pompé

"Yo hago dibujo y pintura desde hace varios años. El arte estaba en mi casa desde que era muy chiquita. Mi abuelo tocaba el bandoneón y mi papá dibujaba muy bien", cuenta Laura Pompé. Su padre, un arquitecto al que le encantaban los museos, dibujaba a diario personajes en una especie de obra efímera. "Teníamos una mesa marrón que era como más clarita en el medio y en los almuerzos él se ponía a dibujar. No era algo que quedaba, era algo que después había que sacar y mi mamá se enojaba porque quedaba toda la mesa dibujada". A Laura le encantaba ver esos dibujos en grafito o los que el padre dejaba en carteles pegados en la heladera. Con el tiempo, ella comprendió que esos personajes tenían anclaje en seres reales, incluido él mismo.

Laura relata que es la hermana del medio de tres, que todas se sintieron siempre atraídas por el arte y que a ella en principio le interesaba la danza. Nacida y criada en Buenos Aires, llegó a una secundaria que contaba con bachiller a la mañana y escuela de arte a la tarde.

"Tenía danza clásica, contemporánea, historia del arte, dibujo. Había mucha exigencia física y aunque terminé supe que lo mío no iba por ahí. Descubrí que lo que me gustaba era el dibujo y la pintura. Pero también por una cuestión de que no se puede hacer siempre lo que uno quiere, en ese momento no pude seguir porque tuve que trabajar", recuerda. Pero esa pasión momentáneamente abandonada volvería a aparecer.

Las mujeres y el espacio propio

"Retomé el dibujo a mis 24 años, cuando llegué a Santa Fe. ¿Por qué vine? Porque me puse de novia con un santafesino". Mientras empezada su nueva vida laboral y sentimental, Laura buscó un taller en el que retomar su arte. Y lo encontró con Stella Brieva. "Fue ella quien me ayudó y guió a ver lo que quería hacer". Después seguirían otros talleres y desde hace tres años su mentor es Luis Gervasoni. "Para mi es muy importante tener un acompañamiento. El taller es como mi espacio. Es necesario tener un espacio para crear".

Laura Pompé
"La hora del té", óleo. Crédito: L.Pompé

Las mujeres son parte fundamental de la obra de Laura Pompé. Desde la serie Indómitas de la que fue parte con amigas, hasta sus obras más recientes que, tal como lo proyecta y sueña, serán parte de un libro. "Las mujeres siempre; primero por una identificación mía y también por las mujeres de mi familia. Muchas vivieron situaciones de violencia pero todas son mujeres fuertes. Mujeres que iban y van para adelante con mucho carácter. Yo las llamo mujeres Almodovar". Hace dos años, Laura expuso en el marco de un 8 de marzo y la principal inspiración fueron sus amigas. "Hice retratos de dos de ellas, otro de mi mamá y el otro era yo", cuenta.

"Lo de Indómita fueron ilustraciones que tenían que ver con la mujer, la maternidad, las bocas. Las bocas por esto de empezar a hablar y decir lo que nos pasaba. Los rostros se veían como tristes. Los dibujos mostraban el lado B de la maternidad". Indómita se trató de una propuesta colectiva de la que participó como autora de poesías que inspiraban la ilustración una mujer muy especial en la vida de Laura: su tía Patricia (Patra), honrada en sus obras más actuales. Patra fue una de esas mujeres fuertes de la familia, un ser que enfrentó con valentía una enfermedad a la que no pudo vencer.

En 2024, Laura hizo una muestra en el Centro Cultural Provincial. Era la primera vez que su tía ya no estaba y ella sintió que era importante que, de alguna manera, estuviera. Una meta que sólo la experiencia artística puede lograr. "Es algo que me costó mucho porque cuando uno pierde una persona, aunque sabés que la muerte es parte de la vida, no lo entendés. Decís, ¿cómo que no está más? Yo me levantaba y no lo podía creer. Entonces pensé: tengo que hacer algo con esto, tengo que transformar el dolor en algo que vea y diga: qué hermoso". Y así empezaron a surgir obras en las que el rostro y la vida de Patra son protagonistas. Laura Pompé 

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'Patra', ilustración digital. Crédito: L.Pompé

Presente y proyectos

El presente de Laura tiene que ver con obras que, con un hilo conductor, terminarán siendo parte de un libro. "Me gusta mucho escribir", señala. Mientras habla con Periódicas puede verse en una pared el cuadro titulado 'La infancia y el hornero'. Una mujer con el rostro de Patra mira a través de un hornero.

"Lo que mira es un pedazo de su vida, lo que extraña, lo que se deja al elegir un camino y no el otro. El hornero es la casa y la tranquilidad pero también un poco la cárcel. Tiene que ver con decidir sobre el cuerpo propio. Querer la libertad del cuerpo, que no esté preso de una enfermedad o de una maternidad no deseada".

'La infancia y el hornero', obra en acrílico. Crédito: L.Pompé

A su lado, otro cuadro muestra a una mujer amamantando a una mariposa. "Este se relaciona con algo trágico como puede ser la pérdida de un bebe. Una maternidad deseada en la que ocurre algo trágico". Esta serie o grupo de cuadros incluyen otro titulado 'La hora del té', en el que la escritura de poesía se relaciona con los placeres de color y olor vinculados a esa ceremonia. Más otros cuadros vinculados a estos temas pero enmarcados en el nuevo rumbo abstracto de Laura.

En pareja con el periodista Luciano Lazzarini y mamá de Fabrizio, Laura se define como una persona muy sensorial. Cuenta que la pintura ocupa un lugar central en su vida cotidiana. "Hago lo que me gusta y porque me gusta. Lo disfruto. Sin eso me sentiría vacía". Los hombres de su vida respetan ese espacio. Cuando dibuja en su casa, su hijo la acompaña en silencio también dibujando. Trabaja con óleo y acrílico y desde que estudia diseño gráfico descubrió el placer de dibujar en la tableta lo que después pasará al bastidor. "Todo el proceso de realización de un cuadro me encanta. La creación es lo que más me interesa", concluye.