Santa Fe en el Aborto Legal

Una voz propia: un recorrido por el periodismo feminista local

Entrevista a Belén Degrossi en diciembre del 2021

— En el 2018 a partir del debate por la IVE, ¿cambió tu rol o tu espacio periodístico en el/los medios en los que trabajás? ¿Cómo?

Creo que mi rol cambio mucho a partir del Ni Una Menos, y esa fue la plataforma que me permitió en 2018 y en 2020 encarar distinto las coberturas del debate por el aborto legal. Previo al Ni una menos se me dificultaba darle entidad a las cuestiones de género. A partir de ahí dejaron de estar relajadas a un "micro" o a una columna al aire y pasaron a formar parte del programa transversalmente. Al ejercer el rol de conductora en los espacios radiales en los que trabajo, eso se tornó más fácil. Hubo una decisión editorial de los medios de acompañarme en ese sentido, que yo valoro mucho porque sé que no era un tema fácil de abordar. Diría entonces que para cuando llego el debate por el aborto (en las dos ocasiones) yo me encargué un poco más de producir esos segmentos al aire y de acompañar mis editoriales o informes con notas a especialistas de todo tipo. Así que además de seguir en la conducción, también empecé a trabajar más en conjunto con las productoras (que por casualidad también eran mujeres, feministas y a favor del aborto legal). Fue muy interesante para nosotras trabajar esa agenda en conjunto.

Descubrí también que me gusta una porción del periodismo que hasta acá no había probado mucho, y que tiene que ver con la labor parlamentaria. Sobre todo en 2020 seguí completo el debate en comisiones y me dediqué a escribir crónicas para Periódicas. Profesionalmente la experiencia fue muy importante para mí. Lo disfruté mucho, que es algo que no suele pasar en la profesión.

— ¿Cómo estableciste los vínculos con las fuentes?

Las fuentes mayoritariamente vinieron de las mismas redes feministas que venimos trazando desde hace mucho. Recuerdo que incluso algunas periodistas habían confeccionado listas de personas (en su mayoría mujeres) a las que llamar. Sobre todo en la parte de las audiencias en el Congreso, solían circular los teléfonos para notas y consultas de quienes iban a exponer. Lo mismo con les diputades y senadores. Lo más difícil a veces era darle a eso una bajada local, y buscar personalidades de la ciudad que también pudieran aportar al debate. La mayoría de las personas estaban un poco reticentes (sobre todo en 2018) a dar notas o declaraciones sobre el tema, incluso en off. Con los legisladores pasaba lo mismo. Entre el 2018 y el 2020 creo que hablar de aborto (a favor y en contra) paso a ser uno de los ejes centrales del debate político, y la cosa se puso más fácil. Pero diría que en 2018 (y antes) hablar de aborto era muchísimo más complejo. Incluso en una ciudad como la nuestra, que tuvo casos emblemáticos como el de Ana Maria Acevedo.

— ¿En tu opinión, se cubrió el debate IVE bajo la lógica de las “dos campanas”? ¿La calidad periodística de un lado y del otro fue la misma?

Yo creo que sí, y que sirvió para que todes nos hagamos un poco cargo de lo que hasta acá pensábamos, pero que quizás no dejamos en claro. Creo que los debates como este o como el matrimonio igualitario o la paridad de género obligan a que nos sinceremos ideológicamente. Ahora nadie puede decir que no sabe dónde está parada la persona a la que lee, escucha o consume periodísticamente en términos de derechos. Y quedó también demostrado que en el periodismo (y en la vida misma) hay una corriente de "nuevas derechas" que se parecen bastante a la vieja y querida derecha que tanto conocemos. Estos debates también terminan con la idea de que existe tal cosa como el periodismo "objetivo" o "apolítico". De hecho, sobre todo en el sector antiderechos, muchos de los periodistas que militaban en contra del aborto terminaron siendo candidatos de distintos espacios. Creo que la calidad periodística no fue pareja, pero nunca lo es. Siempre me queda la sensación de que el periodismo que trabaja para sostener las estructuras de poder y para no romper nada no hace mucho esfuerzo en su oficio periodístico. Las feministas hemos tenido que educarnos, formarnos, armarnos de paciencia y de argumentos para sostener nuestra tarea de la mejor manera posible. Incluso buscando nuevos lenguajes o nuevos formatos. Me parece que eso nos terminó enriqueciendo muchísimo, y marcó la diferencia.

Creo que aprendimos a tejer redes también entre nosotras. Veníamos de años de trabajar bajo el concepto de que la otra es una enemiga, o alguien que te quiere robar el lugar de trabajo. Creo que nos falta un poco aprender a habitar las contradicciones propias del movimiento. Pero quizás eso excede al periodismo y es más que nada un retrato de época.

 

Entrevista a Ileana Manucci en diciembre de 2021

— En el 2018 a partir del debate por la IVE, ¿cambió tu rol o tu espacio periodístico en el/los medios en los que trabajás? ¿Cómo?

Si, creo que definitivamente ese año tan determinante para los feminismos, con tanta actividad en las calles y debates en todos los ámbitos, hizo que mi rol como periodista feminista o que habitualmente ya venía escribiendo y cubriendo temas de género, fuera bastante central en la agenda del medio (Pausa). Fue también un momento de mucha ebullición del movimiento de mujeres y diversidades, más allá del tema aborto, por lo cual había mucha demanda de nuestres lectores de esa información y también un compromiso profesional y militante de mi parte de dar esas coberturas (lo cual también fue muy agotador, hay que decirlo). Ese además fue un año en cual sentí que gane bastante una voz propia para escribir justamente notas de opinión sobre esos temas que me interpelaban como mujer, lesbiana, feminista. Creo que marcó un antes y un después para mi en el oficio, y en mi rol en el medio también, ya que fui la responsable de llevar esa agenda y marcar un poco el rumbo del tratamiento de los temas. 

— ¿Encontraste dificultades para meter en la agenda de tu medio los discursos a favor del aborto, legal seguro y gratuito?

Para nada, era una agenda que ya existía, que otras compañeras venían trabajando desde los inicios del periódico, en 2008, y que pudimos continuar y profundizar. Siempre estuvo clara la posición del medio a favor de este derecho y nuestros lectores y lectoras lo tenían claro.  

— ¿Cómo estableciste los vínculos con las fuentes?

Creo que en ese año fue clave la calle, vernos y reconocernos es ese espacio tejió muchas redes, también con las fuentes. Después había muchas compañeras militantes que ya eran fuentes habituales de consulta por diversos temas y lo siguieron siendo en el tema aborto; y también creo que fueron muy importantes los espacios de encuentro e intercambio que pudimos armar entre periodistas feministas donde, entre otras cosas, pudimos compartirnos agendas y contactos. 

— ¿En tu opinión, se cubrió el debate IVE bajo la lógica de las “dos campanas”? ¿La calidad periodística de un lado y del otro fue la misma?

En Pausa no, siempre tuvimos en claro la línea del medio y a quiénes no íbamos a dar voz en un tema que tenía que ver con derechos. Las únicas coberturas "celestes" que hicimos fueron un poco para dar cuenta de lo que elles mostraban en sus marchas/manifestaciones. Pero en la mayoría de los grandes medios si fue así, se dio mucho espacio a las "dos campanas", a "debates" absolutamente estériles que solo terminaban en discursos muy violentos para con las compañeras que se exponían a ocupar esos espacios. 

Claramente la calidad periodística fue muy diferente y eso creo que tenía que ver con lo diametralmente opuestos que eran ambos discursos: mientras desde los feminismos primaban los discursos y argumentaciones apegadas a los derechos humanos, a la salud, presentando estadísticas y datos con fuentes reales y chequeables; desde el otro lado había religión, misoginia, fatalismo, datos falsos o totalmente descontextualizados. Las coberturas periodísticas antiaborto reproducían todas esas "argumentaciones" falases, que siempre, finalmente, llegaban al factor espiritual/religioso/dogmático como fundamento del rechazo a la ley. En las coberturas a favor del aborto, en tanto, las comunicadoras nos dimos miles de estrategias para mostrar y abordar el tema con seriedad y rigor, con datos, estadísticas, mostrando las experiencias de otros países, dando voz a mujeres que habían pasado por la experiencia de la clandestinidad, etc. Creo que el periodismo feminista, con ese trabajo responsable y en articulación con el movimiento y las orgas, aportó mucho al debate y al conocimiento del tema. 

— ¿Qué cambió para el periodismo feminista de la ciudad desde el debate por el aborto?

Yo creo que, por un lado, nos visibilizó entre nosotras: muchas no nos conocíamos, o solo de nombre, y confluir en las calles, en los pañuelazos, leyéndonos, escuchándonos, hizo que nos encontráramos de diversas maneras. Creo también que ese encuentro nos ayudó a potenciar la agenda de los feminismos y del aborto en particular, pudiendo hacer cosas de forma coordinada, intercambiando información, contactos, teniendo debates entre nosotras y apuntalando así las coberturas posibles en cada medio, según las caracterísitas propias de cada espacio. Por otro lado creo que nos visibilizó como profesionales, que nos puso en un lugar de relevancia, tanto por una necesidad real de contar con nuestro trabajo porque el medio lo valoraba, como así también por cierto oportunismo, porque era el tema en agenda, pero por una cosa u otra creo que fuimos claves para realizar todas esas coberturas y eso a muchas les dio una plataforma desde la cual posicionarse y hacer valer su laburo.

 

Entrevista a Gabriela Albanessi en diciembre de 2021

— En el 2018 a partir del debate por la IVE, ¿cambió tu rol o tu espacio periodístico en el/los medios en los que trabajás? ¿Cómo?

Cambió de hecho. Lo que noto es que cada vez que hay un tema, del ámbito que sea, pero que esté atravesado por alguna cuestión de género, los productores me lo dan a mí. Entiendo que reconocen mi interés en el tema pero, como contraste, también el desinterés de otros compañeros o compañeras. En este tiempo yo estoy tratando de distribuir un poco esas temáticas, para que otros periodistas también las empiecen a trabajar al aire, pero además para no quedar encasillada.

— ¿Encontraste dificultades para meter en la agenda de tu medio los discursos a favor del aborto, legal seguro y gratuito?

Hubo algunas situaciones pero no fueron dificultades editoriales. Incluso hubo una línea editorial del canal con un fuerte enfoque a favor del derecho de las mujeres a poder elegir en todos los meses que se extendió la discusión en las comisiones. El día de la votación, hicimos una cobertura en vivo en Buenos Aires y ahí estuvieron claramente reflejadas las dos posturas. Lo que sí hubo fue una fuerte tensión entre trabajadores y trabajadoras del canal que tenían posiciones distintas y que ahora, con el paso del tiempo y la ley ya aprobada se fueron disipando.

— ¿Cómo estableciste los vínculos con las fuentes?

Las fuentes principales fueron las referentes de la Mesa Ni Una Menos, las Socorristas en Red, de las abogadas que trabajaron en el caso de Ana María Acevedo, y también de las legisladoras que impulsaban la IVE. También fue muy importante el vínculo con periodistas de Santa Fe, Rosario y en Buenos Aires para poder contar distintas realidades y comparar datos que íbamos consiguiendo. 

— ¿En tu opinión, se cubrió el debate IVE bajo la lógica de las “dos campanas”? ¿La calidad periodística de un lado y del otro fue la misma?

— Creo que los argumentos en favor de la IVE fueron mucho más sólidos porque era un proyecto que llevaba más de una década de trabajo. Cuando finalmente se logró un contexto social y político para instalar el debate había mujeres muy preparadas para explicar - de distintas maneras y desde un montón de ángulos - por qué era necesaria la ley. Eso nos dio a las periodistas muchas herramientas para poder no solo sostener sino liderar las discusiones en los medios y exponer la debilidad de los argumentos antiderechos. Creo que la postura en contra de la IVE estaba agotada y eso se notaba también en las coberturas periodísticas que  apelaban a estrategias sensacionalistas y en muchos casos a la confusión.   

- ¿Qué cambió para el periodismo feministas de la ciudad desde el debate por el aborto?

Creo que permitió afianzar nombres y perfiles. Le faltaba al periodismo santafesino tener mujeres liderando discusiones y la IVE generó esos espacios. Fue como una especie de vidriera o de foco. Pero también después de eso hubo y todavía hay un trabajo enorme de las periodistas feministas para sostener esos lugares aún con otros temas. Hoy en la mayoría de los medios hay una periodistas que es referente en cuestiones de género y aunque aún la figura no se pague, en muchos lugares actúan como editoras, porque los compañeros/as y jefes/as las consultan sobre si el tratamiento del tema es correcto. Y sin dudas, que permitió que las periodistas feministas se vinculen  y hasta fue el punto de partida para Periódicas que es el medio feminista indiscutido en Santa Fe.

Entrevista a Victoria Rodriguez en diciembre de 2021

— En el 2018 a partir del debate por la IVE, ¿cambió tu rol o tu espacio periodístico en el/los medios en los que trabajás? ¿Cómo?

Creo que el cambio más importante es que empezó a haber más periodistas feministas buscando poner en agenda los temas que antes trabajamos algunas pocas. Eso, sin dudas, fue positivo. Más compañeras insistiendo con el acceso a la información, poniendo en agenda casos de violencias y compartiendo fuentes e información.

Porque creo que el cambio más grande es en cómo las feministas empezamos a cambiar las reglas del periodismo. De la primicia exclusiva –que obviamente todavía nos gusta y buscamos– pasamos a los trabajos colaborativos y a darle impulso a notas que no hicimos nosotras porque estamos convencidas de que el tema tiene que conocerse y porque reconocemos el buen trabajo de compañeras que la pelean en cada medio.

No vivimos en un disney periodístico, pero sí estamos comprometidas con cambiar las reglas y en eso estamos aprendiendo a apoyarnos para mejorar la agenda periodística y sin que la competencia nos aísle.

— ¿Encontraste dificultades para meter en la agenda de tu medio los discursos a favor del aborto, legal seguro y gratuito?

A partir de 2018 empecé a trabajar en medios con una línea editorial feminista y con perspectiva de géneros por lo que no hubo un cambio en cuanto a la importancia de estos temas en la agenda. Lo que sí permitió fue diversificar la agenda, salir de la polarización de por qué sí o por qué no la IVE para pasar a un terreno más rico y diverso donde se podían contar historias y problematizar sobre todos los matices que tiene que las personas con capacidad de gestar podamos decidir realmente si deseamos o no continuar un embarazo. 

Hasta 2017, cuando trabajé en un medio hegemónico tradicional, la agenda de los feminismos y las disidencias no estaba tan arraigada y todavía estaba sujeta a la mirada del editor de turno. Cuando la Campaña Nacional empezaba a instalar el tema, las actividades que organizaban en Santa Fe no eran multitudinarias, no había plazas llenas con pibas jóvenes interpelando todo, los pañuelos aparecían eventualmente en la escena pública.

Entonces en ese momento sí, era más difícil proponer un tema y que tenga el ok para salir publicado. Igual siempre hubo estrategias y alianzas que acompañaron el proceso. Primero era cumplir con el mandato de las dos campanas, después era cubrir actividades específicas y sumar voces al debate, sobre todo hacer muchas coberturas de especialistas de otros lugares que venían a la UNL o al Inadi y aprovechar esos marcos institucionales para que el tema pase. También fue importante el apoyo en redes sociales de las militantes feministas que compartían las notas, las comentaban y daban cuenta de que había un público que necesitaba que estos temas se aborden.

De todas maneras, no fue fácil. Hubo muchas discusiones, muchos temas que quedaban cajoneados “hasta que hubiera lugar”. Y ahí la clave, como en toda lucha feminista, fueron las compañeras que alzaban la voz para que el tema salga, que insistía, que recordaban que esa nota estaba para usar.

Creo que el proceso de la legalización del aborto tuvo, en los medios, un proceso similar al de la aprobación del matrimonio igualitario. Un inicio en bastante soledad, con muchas dudas de los editores, con manifestaciones sin gran magnitud que facilitaban que los editores pidieran las dos voces. Cuando ambos temas empezaron a instalarse en la agenda, cuando el tema se discutió en cada casa, nos interpeló a todas y todos; nos obligó a tomar una postura: estabas a favor o eras antiderecho. Más allá de si después cada una/o se iba o no a casar con alguien del mismo género o si iba o no a abortar. Se entendió que había un derecho vulnerado y que no podía haber un equilibrio entre las partes.

— ¿Cómo estableciste los vínculos con las fuentes?

Desde el estar en ese proceso germinal. Cuando no éramos muchas las que cubríamos estos temas fue encontrarnos, empezar a confiar y construir las alianzas para instalar estos temas en la agenda.

Para mí fue, además, aprender el feminismo a partir de las charlas, de las entrevistas, de las actividades. Conocer a cada organización, ir descubriendo las que nacían, entablar un diálogo constante con las organizaciones feministas y descubrir a las funcionarias feministas para poder diversificar las voces y las fuentes.

Y también con prensas de organismos estatales y funcionarias y funcionarios que no eran feministas pero que entendían y respetaban la labor periodística por más que no compartieran el enfoque. Siempre primó el respeto y la responsabilidad al momento de dar a conocer sus posturas.

— ¿En tu opinión, se cubrió el debate IVE bajo la lógica de las “dos campanas”? ¿La calidad periodística de un lado y del otro fue la misma?

Creo que no. Que no hubo una lógica de dos campanas en los términos de tener que equilibrar cada nota o informe. Creo que hubo un periodismo militante que, quizás por primera vez, expuso su agenda abiertamente. Esto en una época donde ya no se sostenía más la ilusión de imparcialidad de los medios y donde las audiencias están cada vez más segmentadas.

Entonces, insisto creo que por primera vez –y probablemente vinculado al uso de redes sociales y a la construcción de las individualidades como marcas–, muchas y muchos periodistas se animaron a plantear abiertamente cuál era su postura frente al tema y a ofrecer contenidos que reafirmaban esa idea. En los medios donde había periodistas que militaban en los dos espacios (sean o no parte de las organizaciones) hubo voces más diversas. En los que no tenían esa situación, la agenda quedó casi exclusivamente de un lado.

Todo esto mechado por las informaciones de agencias que ayudan a diversificar la agenda, más las inversiones de actoras y actores políticos que compraron espacios para exponer su agenda en relación a este tema.

Sobre la calidad, creo que es relativo. Entiendo que muchas veces las miradas están sesgadas por las posturas personales. Si lo que dice un medio coincide con mi postura es muy probable que yo considere que es un gran producto, sino no. Esto se vincula directamente con la segmentación de las audiencias y el crecimiento de los medios de nicho.

Por otro lado, respecto a los argumentos más o menos científicos y/o legales en las notas, creo que su incidencia no tiene que ver con la calidad de la nota porque la discusión de fondo no fue médica ni legal; fue una discusión visceral sobre lo que cada persona cree sobre la maternidad, las decisiones individuales, los límites del Estado y el rol de las personas con capacidad de gestar. No digo que esas miradas no sumen al debate pero creo que ayudan a consolidar y fundamentar posturas, no a crearlas. Lo mismo pasó con los testimonios en primera persona de uno y otro lado.

— ¿Qué cambió para el periodismo feministas de la ciudad desde el debate por el aborto?

Creo que generó un quiebre en la agenda. Ya no hay discusión –aunque sí queda resistencia– a que las mujeres debemos ocupar lugares de poder, tanto dentro de los medios como en las notas. Hay cada vez más consciencia de que hay que trabajar en la inclusión de las mujeres en temas que antes eran patrimonio de los varones sin ninguna discusión.

También hay más cuidado al momento de pensar títulos, imágenes y enfoques. Realmente la perspectiva de géneros se instaló como una variable más a analizar en los temas que se tocan. No sin resistencia, no de manera fluída pero sí de forma ineludible.

Y creo que ahí está, también, el mayor desafío del periodismo feminista: abrirse camino en otros temas y construir realmente una mirada transversal en toda la agenda.

 

Entrevista a Victoria Bordas en enero del 2022

— En el 2018 a partir del debate por la IVE, ¿cambió tu rol o tu espacio periodístico en el/los medios en los que trabajás? ¿Cómo?  

Si, cambio. Ya estaba produciéndose un cambio importante con respecto a las agenda "de género" hubieron varios hechos que fueron cambiando la agenda de "periférica a central"- por denominar ese movimiento a la agenda de temas de alguna manera-. Desde el movimiento "Ni una menos", la incorporación de nuevas figuras y miradas en el código penal, la reformas en el código civil y comercial, la agenda comenzó a cambiar y pasó a formar parte de la agenda central, tanto los diversos temas como las voces con perspectiva de género, minorías y diversidad. Otro cambio es que se consolidó mi lugar como "par", no solamente por mi agenda personal, sino también para los posibles abordajes, fuentes, posibles entrevistados, es decir que se solidificó  mi lugar en la "línea editorial" y como persona de consulta en y del programa. 

— ¿Encontraste dificultades para meter en la agenda de tu medio los discursos a favor del aborto, legal seguro y gratuito?

Si, era una fuerte preocupación del medio "mantener equilibrado" el debate y "no tomar postura". De hecho solicité cubrir de manera voluntaria el debate en la Cámara de Senadores - porque el medio había argumentado no poder hacer la cobertura en la Cámara de Diputado por falta de fondos- y no se me permitió ir como representante porque "era partidaria de uno de los lados" y no iba a ser ecuánime en la cobertura. 

— ¿Cómo estableciste los vínculos con las fuentes?

Algunas fuentes ya las tenías, otras de manera directa, otras por medio de otras colegas, tanto las locales como las nacionales. 

— ¿En tu opinión, se cubrió el debate IVE bajo la lógica de las “dos campanas”?

Si, insisto con el ejemplo de negación que recibí de los directivos de la emisora de hacer cobertura del debate en senadores por "tener una opinión formada", lo cual deja a las claras que la cobertura fue siempre desde "las dos campanas". Por supuesto que esta actitud y decisión encubrió otros tipos de miradas también machistas, habituales en la dirección de la emisora: como suponer que como profesional no estaba en condiciones de hacer una cobertura ecuánime. 

— ¿La calidad periodística de un lado y del otro fue la misma?

No, las periodistas feministas estábamos más preparadas para dar el debate, porque no se trataba de imponer una mirada, sino de ampliar derechos. En términos personales no pretendía cambiar la paradigama de quien no está de acuerdo con la interrupción voluntaria del embarazo, sino que se comprendiera que el debate era tan profundo, paradigmático y filosófico, simultáneamente, que no se puede imponer a otra persona el peso de la mirada y decisión individual del dios y el mundo que siente que le representa.  

— ¿Qué cambió para el periodismo feministas de la ciudad desde el debate por el aborto?

Hubo cambios para adentro, es decir entre las periodistas que cubrimos temas con perspectivas de género disidencias y minorías, comenzamos a vernos, identificarnos y armar agenda conjuntas. Nacieron y crecieron nuevos espacios de difusión y noticias con mirada feminista y diversa. Siento que lo más importante que quedó al descubierto es que las audiencias quieren saber que existen medios y periodistas que cubren con perspectiva.

 

Entrevista a Mariana Steckler en enero del 2022

— En el 2018 a partir del debate por la IVE, ¿cambió tu rol o tu espacio periodístico en el/los medios en los que trabajás? ¿Cómo? ¿Qué cambió para el periodismo feministas de la ciudad desde el debate por el aborto?

Tanto mi rol como mi espacio cambiaron radicalmente porque terminó de modificarse la concepción que tenía sobre la militancia, o por lo menos se hizo ostensible esa capacidad que tenemos las mujeres y disidencias de cambiar las cosas. Por eso me animo a pensar en colectivo y a arriesgar que la toma de conciencia de que ese histórico reclamo por igualdad y justicia efectivamente se materializa en acciones políticas concretas, contemporáneas y en cambios culturales resulta clave para seguir sosteniendo la militancia en todo momento. 

Sabíamos que la calle era nuestro lugar, pero de pronto esa calle brillaba más, también éramos cada vez más. Sabíamos que la política era nuestra aliada y queríamos participar en ella para hacer la diferencia, y de pronto empezamos a ver cómo las que accedían hacían lo que habían prometido cuando su voz sólo se escuchaba en la calle. Sabíamos que debíamos accionar sobre los compañeros varones en lugares claves de la política y de pronto algunos nos empezaban a llamar para que vayamos al Congreso de la Nación a defender la ley IVE. 

— ¿Encontraste dificultades para meter en la agenda de tu medio los discursos a favor del aborto, legal seguro y gratuito?

No. También creo que en ese momento fue más fácil que ahora, para muchas de nosotras. En 2018 estábamos en plena efervescencia, los medios no tuvieron muchas alternativas, o cubrían o quedaban abiertamente en evidencia. Por supuesto que hubo quienes decidieron eso último pero no fue mi caso. Y con respecto a la cobertura específica a favor del aborto tampoco tuve inconvenientes. Lo que me sucedió fue que recibía "mensajes" en mi lugar de trabajo de una compañera de trabajo: dejaba estampitas de santos debajo de mi computadora, colgaba cruces de madera frente a mi silla, cosas por el estilo que ignoré por completo. También recibía las típicas "malas caras" de algún que otro compañero cuando al aire volvía una y otra vez con el tema.

— ¿En tu opinión, se cubrió el debate IVE bajo la lógica de las “dos campanas”?

Fueron en su mayoría las científicas: medicina, psicología, derecho, literatura. Casi siempre mujeres. Creía que era la mejor manera de ingresar a las conciencias porque con Ana María Acevedo nos conmovimos las "propias", las ya convencidas, pero a quien/es no les cerraba el aborto esos ejemplos no los pensaban de esa manera. La solución no era aborto legal sino la pobreza y la exclusión, por ej. Había que lograr relacionar a la exclusión con la falta del derecho que significaba el aborto clandestino. Cuando entrevistás a médicos/as, psicólogos/as, escritores/as, etc del otro lado se genera cierta escucha respetuosa (careta, en algún punto).

— ¿La calidad periodística de un lado y del otro fue la misma?

En su gran mayoría fue desde la lógica "dos campanas". Pero como sabemos eso es imposible, siempre hay una postura. La calidad periodística no fue la misma, claramente. Las fuentes de quienes estaban a favor del aborto clandestino eran en su mayoría religiosas, filosóficas, moralistas, incluso las científicas estaban cargadas de prejuicio moral. Como en el Congreso, acudimos a versiones surrealistas, argumentos insólitos y vergonzantes.

En fin. Falta todavía una toma de conciencia más profunda respecto de todos los derechos que mujeres y disidencias aún necesitamos. 

Naciones Unidas estima que recién dentro de 170 años alcanzaríamos niveles de igualdad entre todas las personas. Dependerá de la militancia social y personal de cada una de nosotras achicar ese plazo, y para eso necesitamos más mujeres con perspectiva de género en todos los espacios, mucho más en aquellos donde se toman decisiones o se encuentran herramientas de poder.