Se trata de un albañil de 47 años, a quien el fiscal Matías Broggi le atribuyó el delito de homicidio calificado por el vínculo, no por violencia de género. Según la investigación, el hijo de la mujer, que convivía con ella, la asesinó dándole un golpe en la cabeza.

Este jueves, en los tribunales de Santa Fe, imputaron a A.M.C., el hijo de la mujer de 80 años asesinada en su casa en Santo Tomé el pasado 3 de febrero. El fiscal Matías Broggi, a cargo de la investigación del hecho, le atribuyó al albañil de 47 años el delito de homicidio calificado por el vínculo. El próximo lunes se realizará la audiencia de medidas cautelares en la que el fiscal solicitará la prisión preventiva.
“La causa de la muerte fue un traumatismo de cráneo, es decir un golpe en la cabeza a la altura de la cien en el lado izquierdo”, indicó el fiscal tras la audiencia imputativa. “Tenía lesiones a nivel óseo y cerebral que se realizaron con una maza de albañil que fue encontrada en el lugar”, explicó, y agregó que hasta hallaron manchas de salpicadura de sangre en las paredes.
En relación a las pruebas del hecho, Broggi detalló que en el lugar del crimen y un rato después se tomaron declaraciones testimoniales de muchos miembros de la familia que se acercaron al enterarse de la muerte de la mujer. El imputado vivía con ella junto a otro familiares. “En principio nadie sospechaba de que la mujer había sido asesinada, sino que más bien creían que había sido una caída accidental”, recordó el fiscal. Pero los elementos de la escena encaminaron toda la hipótesis hacia el homicidio.

Si bien ningún familiar dio cuenta de situaciones de violencia cometidos por el imputado, sí hablaron de un cambio en sus comportamientos debido al consumo de alcohol y de estupefacientes. “Como pruebas también tenemos algunos audios de él en los que llevaba adelante algún tipo de amenazas pero referidas a las hermanas, no a la madre”, dijo Broggi.
Al igual que en el homicidio de una mujer ocurrido hace un mes, el fiscal dejó afuera de la imputación el agravante de violencia de género que convertiría a estos delitos en femicidios. Aclaró en ambos casos que aún no hay pruebas suficientes para definirlos como tales, a pesar de que ambas se trataran de dos mujeres, mayores de edad, que fueron asesinadas por varones miembros de sus familias. Incluso, con sospechas de algún tipo de amenazas previas.