Ambos casos son investigados bajo protocolo de femicidio. Gabriela Mendoza tenía 59 años y fue asesinada en su vivienda de la ciudad de Santa Fe. El otro crimen, cometido en Laguna Paiva, tuvo como víctima a Herminda Díaz, de 85 años.
Dos mujeres fueron asesinadas en el departamento La Capital en hechos de similares características, uno ocurrido en la ciudad de Santa Fe y el restante en Laguna Paiva. Ambos son investigados bajo protocolo de femicidio por efectivos de la Agencia de Investigación Criminal y por el Ministerio Público de la Acusación.
En el caso del crimen cometido en Santa Fe, la víctima fue identificada como Gabriela Mendoza, quien tenía 59 años y trabajaba en el Cobem. Una de sus compañeras de tarea, preocupada porque hacía varios días que Mendoza no se presentaba a prestar servicio, se dirigió este viernes por la noche a la casa de la mujer, ubicada en barrio Ciudadela Norte. Ingresó con una llave extra que tenía una vecina y encontró el cuerpo de la víctima, que presentaba un fuerte golpe en la cabeza. Junto al mismo había un adoquín, elemento con el que se presume que fue atacada.
Desde la Oficina de Prensa y Difusión del Ministerio Público de la Acusación informaron a Periódicas que el hecho es investigado como femicidio y que el fiscal a cargo de la causa es Matías Broggi, de la Unidad Fiscal Especial de Violencia de Género, Familiar y Sexual (GEFAS) de la Fiscalía Regional 1. "Por protocolo del MPA, el hecho se investiga como femicidio hasta que se demuestre lo contrario. En la casa faltaban algunos elementos de valor pero todo indicaría que es un femicidio. Aún estamos en una etapa temprana de la investigación y aún hay que esperar resultados de las pericias y otras actuaciones", precisaron.
En cuanto al caso de Herminda Díaz, que fue asesinada en su casa de Laguna Paiva, la información corroborada hasta el momento señala que el cuerpo de la mujer, que tenía 85 años, fue encontrado atado de pies y manos tras el incendio de la vivienda.
Una de las primeras hipótesis de la causa señala que el crimen de la adulta mayor estaría vinculado a un robo, ya que recientemente había vendido un terreno, por lo que habría tenido una considerable cantidad de dinero en su poder. Asimismo, se sospecha que el culpable del hecho sería alguien conocido por Díaz, ya que se comprobó que el ingreso a la vivienda no fue forzado, lo que es interpretado como indicio de que la víctima dejó ingresar voluntariamente a la o las personas responsables.
Aún en los casos que las investigaciones judiciales terminan por clasificar como simples "hechos de inseguridad", se verifica que los crímenes de mujeres e integrantes del colectivo LGTBI son particularmente atroces, cometidos con una saña proporcional a la vulnerabilidad de las víctimas y que expone abiertamente el efecto social de las desiguales relaciones de poder entre los géneros.