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¿Dónde estaban cuando las mataban?

ni una menos femicidios
Convocadas por la Asamblea Ni Una Menos, en Santa Fe salimos a la calle para pedir justicia por Rosa, víctima de femicidio, y ante la creciente ausencia de un Estado que elige recortar todas las políticas de prevención y acompañamiento.

ni una menos femicidios
Autora: Priscila Pereyra

Hay una creciente sensación de desasosiego. Es la que atraviesa todas las conversaciones cotidianas, las discusiones acaloradas, las consignas urgentes, las palabras que vociferamos en la plaza y las que nos susurramos confidentemente cuando nadie nos escucha.

Nos abrazamos y nos acompañamos, trazamos redes y nos sostenemos, salimos (como podemos y con lo que tenemos) a tapar los vacíos y los agujeros de aquellos que de a poco eligen desaparecer. Y aún así, nos matan. En nuestras casas, en un descampado. Nos lastiman a plena luz del día, en la calle, cuando vamos al laburo. Nos violentan y nos adoctrinan con esa violencia.

Y nada, absolutamente nada de esa crueldad ni de esa brutalidad nos amedrenta. Igual salimos a la calle. Igual pedimos justicia. Igual exigimos lo que hay que exigir. Porque nuestras vidas lo valen, aunque algunos las quieran reducir a un número en una planilla, un cálculo matemático, un costo para un Estado al que no le tiembla el pulso a la hora de gastar en una "seguridad" que no nos incluye.

En la tarde del martes, en la ciudad de Santa Fe, nos movilizamos desde la sede municipal hasta la Casa de Gobierno de la provincia en repudio a los recientes femicidios y al abandono estatal en las políticas de género.

Convocada por la Asamblea Ni Una Menos, la marcha inició en la Municipalidad, donde se colocaron pegatinas en los muros con consignas que responsabilizan al municipio como “primer nivel” de abordaje de la violencia de género. En las últimas 48 horas, un intento de femicidio y un femicidio cuentan una historia similar: la de dos víctimas que buscaron asistencia, acompañamiento, seguridad... y no lo encontraron. Se toparon con un sistema desguazado, sin recursos, que no pudo protegerlas. Por eso es que marchamos: sostenemos, como siempre, la ilusión de que cada marcha será la última. Esperamos que así sea, aunque sabemos que no será así. Menos aún si seguimos abandonando a las víctimas a su suerte.

femicidios
Autora: Carolina Robaina

“Ante el hecho de hoy a la mañana, que en realidad es un hecho más, lamentablemente, de los muchos que se vienen, sostenemos que no es casualidad: además del desfinanciamiento, del desmantelamiento y la eliminación de programas de género, las pocas herramientas que hay por parte del Estado no llegan a la mayoría de las mujeres", indicó Paula Canalis, de la Asamblea Ni Una Menos. En este sentido, añadió que "principalmente en los barrios populares de la ciudad, las mujeres no conocen cuáles son las herramientas. Estamos aquí en el municipio que es el primer nivel que tiene una mujer que está en situación de violencia de género, que claramente no está teniendo ningún tipo de alcance en la mayoría de los casos".

Fernanda Gutiérrez, también de la NUM, indicó: "Quienes hacemos trabajo de territorio sabemos muy bien la cantidad de mujeres que se encuentran desoladas, desamparadas, que no saben cómo continuar cuando se realiza la denuncia. No hay un acompañamiento del Estado para nada. Entonces ese es el fracaso de la política, de la falta de presupuesto. No vamos a tolerar ni seguir permitiendo que siga siendo un número más, que todos los días nos levantemos con un femicidio más".

Las consignas también incluían exigencias para el gobierno provincial: "Son los gobiernos los que tienen que dar respuestas, y no vamos a permitir que busquen argumentos falsos. Nos movilizarnos también a Casa de Gobierno para decirle al gobernador Pullaro que queremos que tome medidas, y que no puede ser que se siga desfinanciando así a las políticas de género que tanto nos costaron conseguir", sentenció Gutiérrez.

Autora: Priscila Pereyra

La columna continuó su marcha hasta la Casa Gris, donde se realizó una nueva intervención: esta vez se pegaron nombres de víctimas en el suelo frente a la entrada, acusando al Estado de ser corresponsable. Al llegar al frente del edificio gubernamental, el grupo dio una ronda alrededor de la plaza, mientras un importante operativo policial se desplegaba en la zona —especialmente en la puerta de la Casa de Gobierno—. Al finalizar la ronda, colocaron velas en el pie de las escaleras del edificio como símbolo de memoria y reclamo.

Los cánticos, entonces, eran claros: frente a los efectivos policiales, se entonaron esas estrofas que dicen "yo sabía que a los femicidas los cuida la policía" y "¿Dónde estaban cuando las mataban?".

“No pone recursos para sostener todos los espacios que hay en la ciudad, porque si hay algo que somos las mujeres, es organizadas; pero no tenemos cómo afrontar los diversos espacios donde estamos", indicó Liliana Loyola de la Asociación Generar.  Y agregó que "lo grave es que había denuncias previas, casi en todos los caso. Sinceramente, para poder hacer una denuncia para cada una de las mujeres es todo un recorrido inimaginable. La que logra hacer una denuncia igual está totalmente desprotegida".

La movilización copó la plaza, incluso en un día de semana y con poca anticipación en la convocatoria. Así de urgente es nuestro reclamo. Así de desesperado. Así es como tímidamente empiezan a aparecer ciertos varones entre las y los manifestantes, cuando hace un par de años parecían pelearse por protagonizar las marchas, cargar carteles, sostener banderas. Dependemos, ahora, de que se involucren. De que lleven las discusiones a esos espacios en los que nosotras no habitamos. Necesitamos que aparezcan, que se muestren, que le disputen el discurso a los violentos. Que empiecen a decir en público lo que nos dicen en privado, que se muestren conflictuados y conmovidos, que se enojen y se pongan a pensar. Que hagan algo. Que entiendan que en cada mujer a la que matan, nos matan un poco a todas. Que pueden formar parte de un movimiento político sin protagonizarlo. Que son necesarios. Que no tienen que luchar por nosotras: que tienen que luchar contra esas masculinidades que construyeron, y que nos violentan a todos.

Nadie merece este presente de desasosiego. Nadie debería crecer con la seguridad de que la violencia es potestad de un género, ni con la certeza de que tu nombre puede aparecer en un cartel. No hay futuro sin nosotras, aunque el presente cada vez se llene de más ausencias. Por eso marchamos: porque Rosa no puede, como no pueden las que asesinaron antes. Marchamos para que en la próxima marcha seamos más, y nunca menos. Ni una menos.

 

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Cobertura: Carolina Robaina, Priscila Pereyra y Gabriela Filereto
Redacción: Belén Degrossi